“Teruel existe”. Sin duda. Pero quizás no debería existir
Rodrigo de Castilla. Por supuesto, nos referimos a esa extraña “fusión” de sabores que se constituye en “Agrupación de Electores”, que en general suele referirse a un grupito de nativos con ínfulas de partido político y voluntarioso deseo de situar a su terruño “en el lugar que le corresponde” por más que el número de nativos y su esfuerzo conjunto ya hayan situado a la comarca en el lugar que sin duda merece. Por humilde que éste sea.
Y no cabe más ridículo y humillación para una tierra honrada, dura, de hondo sentimiento y profunda tradición, como es Aragón, que un gupo de pintorescos personajes humillen su propia historia y se humillen a sí mismos y al país al que pertenecen -de forma histórica, principal y brillantísima- arrastrándose cual caracol -animal cornudo y baboso- ante la canalla roja, a cambio de un plato de lentejas… que sin duda comerán frío, con piedras, mal cocinado y peor servido. Si es que llegan a probarlo, claro.
Porque, además, no hay nada peor que olvidar la propia historia. Este conjunto disjunto de turolenses olvidan el viejo adagio de “Los amantes de Teruel: tonto ella, y tonto el”. Solo que en esta ocasión, creemos, una de las partes va a resultar ser sensiblemente más tonta que la otra. Al tiempo.
En fin. Parece ser que “Teruel Existe” no deja de ser el coto privado de Tomás Guitarte, antiguo promotor de obra pública (con, curiosamente, el PSOE) del AVE Madrid-Valencia.
Nos preguntamos de qué tamaño habrá sido el “plato de lentejas” ofrecido a este rubicundo caballero por su voto, dado que se trata del precio por el que “Teruel Existe” ha vendido a Teruel, a Aragón y a España. Y esto, también en Teruel, se llama TRAICIÓN.
Porque, sí, señores. En estas circunstancias, “Teruel existe”. Por desgracia.
ELGORRINO ESTÁ BIEN CEBADO…
Teruel produce muchos cerdos, y no me refieo a ninguno en concreto.
O, parodiando AL EX RAJAO DE LA MONCLOA, TAL VEZ SÍ.
El gobierno español ha actuado con dejadez donde no había gente amenazando al estado español, y con buenismo donde había gente amenazándolo. Como consecuencia, todo el mundo debería amenazar el estado español para conseguir cosas.
Nadie es más injusto que el cobarde que no tiembla cuando elige la traición.