El análisis del teniente coronel Area Sacristán: “Los deberes superiores versus subordinación y obediencia”
Enrique Area Sacristán.- Parece que el problema que inquieta más vivamente a la milicia en los tiempos que corren es el de las exigencias del deber de defender la unidad territorial de España aplicando el artículo 8º de la Constitución, contra los límites del deber de obedecer a tus Mandos y al Rey como Capitán General de los Ejércitos.
Haciendo una abstracción, en el mejor compuesto de los relatos de “Servidumbre y grandeza de las Armas” -el titulado Laurette o el sello rojo- se plantea el conflicto espiritual que se le presenta a un militar al recibir una orden, o la omisión de recibirla, siendo ésta una exigencia de las misiones que la Constitución encarga a los Ejércitos, cuando el orden constitucional se encuentra en peligro y existen unas organizaciones cuyo fin es la destrucción de España y de su integridad territorial. Para algunos profesionales entra en juego una fuerza moral poderosísima, la abnegación, que impone inexorablemente el cumplimiento de la orden o la comodidad de no hacer nada por omisión de la misma: “aquella abnegación del soldado sin compensaciones, sin condiciones que conduce más de una vez a funciones siniestras” como es ver la destrucción de su Patria en manos de personajes, individuos y tipejos políticos que tienen todo que esconder tanto en su vida privada como pública.
Pero en realidad, la abnegación no es eso, ni siempre ha de tener el conflicto, cuando se presenta como es el caso, la misma solución; si esta clase de militares parecen creerlo es porque el propio desarreglo espiritual que padecen pone límites a su imaginación no previendo el verdadero conflicto que se avecina en España con los nacionalismos, que exigen la partición territorial de la Nación española con el nacimiento de nuevas naciones que odian todo lo que significa y simboliza España.
Cuando la pravedad intrínseca de un mandato, o su omisión, aparece evidente, el que lo recibe por acción u omisión queda moralmente desligado de las obligaciones de obedecer. Es este el momento en que se presenta el conflicto entre el deber de conciencia, la obligación constitucional de defender la Unidad de España y la obligación militar de obedecer a tus Jefes, entre la claudicación, o las consecuencias de desobedecer, por graves que parezcan. Los caudillos de la Legión tebana, que acertaron a resolver rectamente, sufrieron el martirio, pero alcanzaron la santidad y el respeto.
La verdad es que no suelen ser corrientes tan graves aprietos en la vida militar como el que estamos viviendo ahora con el Procés y la situación vasco-navarra en ciernes. La regla de conducta fijada por el padre Francisco de Vitoria pone límites a la situación de plantearlos demasiado a menudo, pero éstos nos vienen impuestos por la situación de rebeldía auspiciada desde las Instituciones catalanas y vascas. “En la evidencia de una injusticia no se debe obedecer”; y la evidencia se presenta muy pocas veces, pareciendo que ésta es una de ellas.
De otra parte, no todos, los mandatos ilícitos o injustos han de desobedecerse en conciencia: es preciso que su ilicitud o su injusticia sean intrínsecas. Un acto ilícito o injusto extrínsecamente, es decir, por estar prohibido, puede sin embargo estimarse necesario, y ser ordenado por razón de esta necesidad.
Pero la ausencia de duda, que en este caso existe porque ya hay declaraciones públicas de rebeldía, exime en todo caso de obedecer por acción u omisión de la orden u omisión de no defender el mandato constitucional; nadie puede tener tan poderosas razones que venzan la presunción de que quien manda, poseedor de más información y elementos de juicio, haya podido tener otros conocimientos más seguros y más imperiosos de quien debe obedecer, salvo que manifestaciones públicas por parte de los enemigos de la Nación se declaren en rebeldía.
No es preciso reglamentar las condiciones en que al hombre armado ha de serle permitido deliberar y hasta qué punto se le va a dejar libre la inteligencia, y, con ella el ejercicio de la conciencia y de la justicia.
La verdad es que el soldado cristiano, o no, tiene la conciencia enteramente libre y es deseable que, de una vez para siempre, se fijen límites inmutables a esos individuos que emiten órdenes absurdas dadas a sus turbas por sus líderes políticos para provocar revoluciones propias de otros lugares y otros tiempos.
El que manda ha de hacerlo también dentro de los límites de sus atribuciones en virtud de aquella ordenación en que juega: la Ley de leyes, la Constitución. Y la orden ha de caer sobre cosa lícita y permitida. Fuera de la Ley no hay obediencia debida.
En este supuesto, la utilidad pública está implícita en las órdenes del que manda legítimamente; condición de legitimidad que, en condiciones excepcionales, como la que se produce ahora, señala un límite a la obligación de obedecer por omisión.
Todo el quid de la cuestión suele estar en no servir a un poder que no sea legítimo. Olvidar esto puede conducir a situaciones de una desagradable fecundidad.
Las situaciones en que la rebeldía es un deber son tan excepcionales como bien definidas en la Constitución, y acerca de las normas de conducta que en tales casos se imponen hay una bibliografía copiosa.
Suscitar frente a los exigentes preceptos de la obediencia otros preceptos, opuestos en apariencia y enunciados en análoga forma, puede llevar a las peores consecuencias. El análisis de este caso en concreto quizá conduzca, en cambio, a aclarar bastante las ideas.
*Teniente Coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca.
Entiéndase “deberes superiores” como insubordinación. Es la misma justificación que utiliza ETA.
De acuerdo con el Teniente Coronel.
Todo esto está muy bien y muy bien explicado, como es habitual en Usted.
Pero mi pregunta va más en otro sentido: ¿Cuántos militares siguen teniendo inquietudes patrióticas y cuántos, digamos, sólo mercantiles? Vamos, que cuántos son militares y cuántos funcionarios a tiempo completo. Creo que esto nos daría un poco la dimensión de hasta qué punto podemos confiar en la respuesta de la Institución.
Un saludo.
Esa es una pregunta que no se puede contestar. ¿Cuántos profesionales de la medicina no respetan el juramento de Hipócrates y son partidarios del aborto libre?
Gracias por su respuesta. Bueno, no-respuesta que responde mucho. Un saludo muy cordial.
Aprovecho para felicitarle las próximas Pascuas.
Igualmente José.
El juramento de Hipócrates solo se aplica a partir del nacimiento
Disculpe; he leido esta sandez antes de la que le sigue sobre el comunismo. Le paso el juramento hipocrático en el que en uno de sus puntos deja bien claro que se respetara la vida desde su concepción. JURAMENTO HIPOCRÁTICO En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento a que son acreedores. Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones. Respetaré el… Leer más »
El Juramento a la Bandera no es un juramento a la Constitución o a las leyes vigentes. Las Constituciones y las leyes cambian y no siempre son justas, pero las aceptamos como sistema para ordenar la sociedad. El Juramento a la Bandera va más allá, es un compromiso personal con Dios y con la Patria. La persona que jura la Bandera se compromete a defender la Justicia y la Patria, incluso por encima de las Constituciones y las leyes. Al ser un compromiso personal, él es el que interpreta la idea de Justicia y Patria, su conciencia es la que… Leer más »
Según el Instituto Nacional de Estadistica…
En el año 2000, el 84,7% de los BAUTIZADOS se consideraba católicos practicantes, hoy esa cifra está en 69,8%…
Haz tu mismo los calculos y dime cuanto le queda a Dios para caer en la irrelevancia. No creo que nadie se mate ya por el…
No sé que tiene usted contra el cristianismo ni que tiene este que ver con mi artículo salvo que se realiza un juramento a la Bandera, pero aquí le paso las estadísticas que tengo yo del año 2016. Estadísticas de adscripción religiosa ¿Cómo se define Ud. en materia religiosa: católico, creyente de otra religión, no creyente o ateo? Católico 72,1 % Creyente de otra religión 2,4 % No creyente 13,3 % Ateo 9,8 % No contesta 2,3 % Pregunta 24 del Barómetro del CIS de mayo de 2016132 ¿Con qué frecuencia asiste Ud. a misa u otros oficios religiosos, sin… Leer más »
España es la verdadera Israel. La biblia está toda tergiversada a favor de los judíos. España va a sufrir mucho, pero renacerá al final.
Saludos.
Sí, Dios era español, y pedía siempre tapa
Un católico que se considere practicante y que lleve pistola, o legitime el uso de la violencia para defender la patria (ya sea vasca, española, catalana o como quieras llamarlo), NO ES UN CRISTIANO. Creo que los católicos españoles tienen una imagen demasiado buena de sí mismos. Franco sin ir más lejos se consideraba católico , y sin embargo mató a decenas de miles de españoles. NO lo veo compatible. Los comunistas también mataron, pero al menos no se consideraban católicos, no eran unos hipócritas
Lease los Evangelios antes de decir memeces. Le recuerdo que Jesús se dirigió a un soldado diciéndole que con la labor que el ejercía en su profesión ya era bastante para ser salvado. No me voy a molestar en especificarle más sobre el tema para que abra los Evangelios y se los lea. Los libros tienen hojas dentro, no son sólo las tapas.
La hipótesis de que , como usted, cada uno lea e interprete el evangelio como le interese no se puede descartar. La Respuesta de Jesús ante la violencia, no es violencia, sino poner la otra mejilla. La religión de Cristo es la de la NO violencia, le moleste o no. Y a los que la usan, ya sabe lo que dijo…”el que a hierro mata, a hierro muere”. Y a lo largo de la Historia, vaya si tuvo razón.
La religión la lleva uno dentro,pero el ejercito si debe tener ese papel relevante cuando la ocasión lo requiera, y me considero una persona “minimamente” civilizada.
Ni el ejército ni la religión deben tener ningún papel relevante en la vida politica de un país, si éste se considera minimamente civilizado y avanzado.
Punto.
La religión está para salvar almas, el Ejército países, ergo, el Ejército debe tener un papel relevante a la hora de la defensa de un país, sea usted creyente o ateo.
Totalmente de acuerdo con usted.
Si el país es civilizado y avanzado como este pero tiene
– a los incivilizados violentos saboteadores y belicosos nacionalistas catalanes
– a los incivilizados, asesinos y borrokeros nacionalistas vascos
– a los incivilizados y conflictivos ultraizquierdistas
– a los incivilizados, bárbaros, terroristas y retrógrados inmigrantes (parte de), e incluso la amenaza siempre latente de los ejércitos de sus países incivilizados…
entonces
el país civilizado también necesita un ejército para defenderse de los incivilizados.
¿Llegas?