Los diputados de ERC, Joan Tardá(i) y Gabriel Rufián durante el pleno del Congreso de los Diputados de Madrid.

A. Martiarena (Yahoo).- ¿Qué pasa si faltas al trabajo más de 3 veces al año sin justificar las ausencias? Que te ganas un despido procedente. Esta máxima, con alguna pequeña variación, se cumple en la mayoría de los convenios laborales… salvo en uno. Seguro que ya se lo imaginan: Los políticos.

Hasta la fecha esto ha sido así, pero Gabriel Rufián está a punto de romper una nueva barrera. Sus ausencias en los Plenos de la Cámara Baja desde la diada de este año han sido recurrentes. Y con él, también se han borrado el resto de diputados de ERC y los del PDeCAT -en total 17-. Concretamente el 26 de septiembre -tras los registros en la consellería de Economía-, el 3 de octubre -tras los actos policiales del 1-O- y el 10 de octubre -a causa del órdago político de Puigdemont-. Unas ausencias que no han gustado a Ciudadanos que ha decidido buscar una fórmula para que se le rebaje el sueldo a los parlamentarios que han faltado al trabajo acusándoles de haber “desatendido” sus obligaciones parlamentarias incurriendo en el “desprecio institucional”.

No es que se quiera arrebatar el sueldo a sus señorías, pero sí adecuarlo a sus actividades. Es decir, descontarles la parte del salario correspondiente a los días en que no han aparecido por el hemiciclo en las que se incluyen las reuniones de la Junta de Portavoces y las comisiones en las que tampoco han participado recientemente. La víctima colateral sería el Grupo Mixto que, de prosperar las alegaciones de Ciudadanos, también perdería las ayudas correspondientes a la parte de los ocho diputados del PDeCAT.

Así, a priori, parece claro que a Rufián -y al resto de señorías de los citados partidos- se les va a acabar el chollo de cobrar el sueldo íntegro. En el caso del mediático diputado hablamos de cerca de 8.000 euros al mes -5.947 euros brutos y 1.823 para gastos-. Pero, como suele ser habitual, los diputados tienen bien blindados los asuntos económicos como bien se demostró con las dietas , o con los largos periodos recientes en los que España ha carecido de Gobierno.

Para el caso que nos atañe hoy, resulta que “la relación de los parlamentarios con la Cámara no tiene carácter laboral”. O, dicho de otra forma, los diputados no son trabajadores como lo pueden ser ustedes. Así que no se les aplica la misma normativa que a los trabajadores. Otro detalle que habla de la singularidad del cargo de diputado es que estos pueden ampararse en una especie de “rebeldía institucional” que en una empresa privada no se les consentiría.

A pesar de estas dificultades, la Mesa del Congreso lleva semanas estudiando la iniciativa de Ciudadanos. Y esto es mala señal para Rufián y cía. ya que se esperaba que las alegaciones fueran desestimadas a las primeras de cambio.