No toda la culpa es de ZP
Honorio Feiro.- Llegados a ese punto de la película la última escena parece repetirse sin sorpresas de última hora. La vida es como una novela por entregas en la que, a modo de episodios o fascículos, dentro de la trama común, el final de cada capítulo se repite para dar paso a un nuevo suceso. Prepárense para recibir una andanada de escándalos socialistas en forma de subvenciones a familiares, comisiones jugosas, privilegios exclusivos para los elegidos etc., etc., etc.
Tras dos legislaturas de gobiernos socialistas, ahora toca el turno al Partido Popular. Es necesario arreglar la dilapidada economía, recuperar las cuentas, sanear los balances, cuadrar el fondo de reservas. Si se puede, en una o a lo sumo dos legislaturas, para volver a cargar las pilas el partido de Ferraz. Más de lo mismo. Y así una y otra vez. Quede claro que de esto no tiene la culpa ZP, o al menos, no toda la culpa es de ZP. Pero resulta que ahora es fácil hacer leña del árbol caído, en un ejercicio de cobardía colectiva, muy al uso en estos tiempos inciertos para muchos sectores de nuestra sociedad.
O sea, tal como yo lo veo, esto es cosa de dos lo que me niego a admitir. Más de cuarenta millones de españoles, más los inmigrantes (que son incontables), están pendientes del PSOE y del PP. Aquí no canta un gallo que despierte al personal si no lo hace desde Ferraz o desde Génova. Esta es imagen que nos llega desde los medios de comunicación controlados por los dos grandes partidos. De esto tampoco tiene la culpa ZP, o al menos, no toda la culpa de esto es de ZP.
Se diría que para los españoles parece que no existe otra razón para vivir que ver si ZP se va o no; si Mariano Rajoy va a pedir una moción de censura para echarle antes de que acabe la legislatura o no; si, tal vez, Griñán fuerza en Andalucía las autonómicas para adelantar las próximas generales o no. Si la derrota puede ser por mayoría absoluta o no. Se puede pensar que la marcha de ZP es necesaria para devolver la confianza a los mercados, para eliminar el clima de crispación de la sociedad española, alimentada por las acciones del gobierno (educación para la ciudadanía, ley de la memoria histórica, etc.), pero el primer banquero español le ha pedido a Rodríguez Zapatero que permanezca en su puesto hasta agotar la legislatura, para poder poner en marcha las medidas aprobadas por el gobierno para aliviar los efectos de la crisis. Luego la marcha de ZP no es un capricho, sino una conveniencia y de esto no tiene la culpa ZP, o al menos, no toda la culpa es de ZP.
Exigir que, efectivamente, nos merecemos un gobierno que no nos mienta; emprender las acciones necesarias para ser algo más que un país; ser una nación con el orgullo de ser una nación, no una selección de fútbol únicamente; disponernos a recuperar un prestigio internacional perdido; demostrar que somos capaces de crear, no sólo de albergar turistas; competir, en suma, y pensar que trabajar bien es más gratificante y más barato que trabajar mal; en definitiva, que se acabó el pelotazo del listorro, la oportunidad para el vago que siempre se ha colado de rondón es, más que una exigencia, un deber de todo español y de aquellos inmigrantes que se quieran integrar en nuestra sociedad. Y esto no es tampoco culpa de ZP, o no toda la culpa, aunque probablemente mucha, pero no toda, es de ZP.
La vida cotidiana queda alejada de los avatares de la política de los dos partidos mayoritarios, por desgracia para los españoles. Encontrar trabajo digno; Recibir una educación adecuada; mantener la seguridad de la asistencia sanitaria y de las pensiones; poder dar a nuestros hijos oportunidades para encarrilar sus vidas; mantenernos firmes en la media docena de propósitos que nos identifican como nación; rechazar la demagogia del iletrado mercachifle y apostar por el sentido común; disponer de una policía que mantenga el respeto y la convivencia en las calles, y de una Justicia que aplique con sabiduría el principio que la inspira, sin favoritismos pero sin incertidumbre en sus decisiones, son cuestiones tanto o más importantes que dilucidar si ZP se va ahora o más tarde. Y de esto no tiene la culpa ZP, o no toda la culpa es de ZP.
Resolver las cuestiones domésticas, hacer frente a las facturas (hoy, especialmente, es recomendable no sólo leerlas, sino tratar de entenderlas porque la sospecha de que te hacen pagar lo que no te corresponde empieza a ser desgraciadamente cierta), tratar de administrar el sueldo (quienes tienen la suerte de tenerlo) para que alcance hasta final de mes; evitar caer en las tentaciones del demoníaco encanto de la sociedad de consumo y no dejarse llevar por la tentadora publicidad, son razones tan urgentes y necesarias de aclarar tanto como ver si Rajoy se decide a dar un paso al frente o como si ZP, definitivamente desobedeciendo al señor Botín, decide irse antes de tiempo. Pero ZP no tiene la culpa, o no toda la culpa de esto es de ZP.
De la caótica situación que viven los españoles es responsable ZP en gran medida, pero no es el único responsable. Hundirnos económicamente negando la evidencia; dividirnos ideológicamente utilizando el rencor de los sucesos ya pasados de nuestra última Guerra Civil; fomentar el odio y la tiranía entre los españoles subvencionando a grupos minoritarios mientras negaba ayudas a los inocentes que han pagado con su vida la irracionalidad de una ambición que sólo se utiliza como escudo, como pantalla, de una actividad mafiosa y criminal; Mentir a la nación, a sus instituciones, a los representantes de la soberanía popular para favorecer las exigencias de la canalla asesina que mancilla el noble nombre de “Euskal Herriak” y todo lo que comprende y hiere a España y a sus hijos con golpes cobardes. De todo ello no sólo tiene la culpa ZP.
En este sistema político, que algunos llaman democracia, el factor clave es la participación. Creo, no obstante, que la decisión final de quien gana o de quien pierde la tienen un millón o millón y medio de votos, que a última hora deciden en virtud de algún accidente atmosférico o similar. ¿Se imaginan ustedes, después del desastre ocurrido en Japón con el terremoto y el tsunami que continuó, de producirse en Europa, el ascenso de los verdes? Basta recordar que, tras los escándalos de la “época González”, Aznar sólo ganó por una diferencia de unos trescientos mil votos y que en la segunda legislatura borró electoralmente al PSOE. Basta recordar que, tras el atentado del 11 M, cuando todo parecía indicar que el PP renovaría, el descalabro de éstos volvió a situar a los socialistas al frente del gobierno de la nación. En apenas cuatro días los españoles habían olvidado todas las esencias de los gobiernos populares durante ocho años. No se cuánta culpa de esto tiene ZP, pero seguro que no toda la culpa es suya.