Ahora sí, ahora ya no hay nadie como él. El triunfo de Rafael Nadal en Montecarlo deriva en una catarata de datos, todos increíbles, pero uno especialmente asombroso. El balear lleva 50 títulos en tierra batida, 50, y se queda solo en una lista que en su día se alteró para gloria de Guillermo Vilas. El argentino siempre había tenido 46, pero un estudio de la ATP, rascando en hemerotecas por aquí, y buscando torneos por allá, le concedió tres broches más (dos en Toronto y uno en Virginia Beach), y ha mantenido su reinado como el hombre con más títulos en arcilla durante un par de años más.

Era, en cualquier caso, una cuestión de tiempo, y ha tenido que ser en Montecarlo, diez veces tarareado el himno de España en su central –aquí al ganador se le homenajea con las notas de su país, algo que solo se repite en Roland Garros–, donde Nadal ha conquistado la exclusividad. Van 70 títulos de la ATP, con John McEnroe en el horizonte (77), y catorce años seguidos al menos ganando un evento del circuito (el primero fue en Sopot 2004). Además, Nadal se coloca con 29 Masters 1.000 (Djokovic lidera con 30) y el premio le devuelve a la zona noble de la tabla, pues se coloca quinto.

Cerca de Federer

Sin embargo, lo que ahora interesa al balear es la carrera de campeones, que mide la evolución de los tenistas durante una temporada. Ahí manda Roger Federer, que por algo ganó el Abierto de Australia, Indian Wells y Miami, y por detrás nota como se le acerca el español, que acumula 3.235 puntos y se queda a 710 del suizo. Teniendo en cuenta que Federer ya ha dicho que no competirá en la gira de tierra hasta París, y está por ver que se apunte a Roland Garros, es más que presumible el ascenso de Nadal a la primera posición de la «race», muy cerquita de asegurar su presencia en la Copa de Maestros ya que tiene un colchón más que importante.

Todo hace pensar que sumará en estas semanas primaverales, pues abril, mayo y junio son meses de cosecha. Toca ahora Barcelona, en donde se estrenará el miércoles en la central, pista que llevará su nombre para reconocer al campeón. Renzo Olivo o el brasileño Rogerio Dutra Silva será su primer rival, y luego se cruzaría con David Ferrer. En el camino a la final, asoma Alexander Zverev y también David Goffin. Por el otro lado del cuadro viaja Andy Murray, número uno del mundo y sumido en un mar de dudas.

Tomará el puente aéreo para competir en el Mutua Madrid Open, cuatro veces abrazado y en donde hizo semifinal en año pasado. En Roma (siete títulos en la capital italiana) alcanzó los cuartos de final y ya después empieza Roland Garros, cita especialmente marcada en su calendario. «Hombre, si me dices que tengo que elegir te digo que quiero ganar Roland Garros», desvela. También sería el décimo, y ahí no llega ni Vilas, ni Borg ni nadie.