El archiduque Juan de Austria
José María Ortuño Sánchez-Pedreño*.- Don Juan de Austria era hijo de Carlos I de España y V de Alemania y de una mujer de humilde condición llamada Bárbara Blomberg, aunque no falta quien afirma que era éste el nombre de la mujer que crió al niño, la cual, para más ocultar el secreto de su nacimiento, dijo ser hijo suyo y que la verdadera madre fue señora de más alto rango, acaso Austria también de apellido. Nació don Juan en Ratisbona el 24 de febrero de 1545. Lo crió secretamente, junto a Bárbara Blomberg, don Luis Quijada, mayordomo del rey y señor de Villagarcía, primero en Leganés y luego en Villagarcía, hasta que retirado el rey y emperador Carlos al monasterio de Yuste, fue llevado allí para que el padre se recreara con la vista del gallardo mancebo. Cuando murió Carlos I, Felipe II, a quien recomendó fidedignamente a Juan, lo reconoció como hermano (1559), lo instaló en la corte con casa y estados propios y recibió todos los honores que merecía el hijo de Carlos I.
Tanto Carlos como Felipe habían proyectado dedicarse a la iglesia. Pero Juan mostró decidida inclinación a las armas, tanto que, en 1565, intentó salir de España secretamente para acudir en auxilio de los Caballeros de Malta, sitiados por los turcos. Felipe II no contrarió las aficiones de su hermano. Antes al contrario procuró aprovecharlas concediéndole cargos militares de confianza. En 1568 le nombró Capitán General del Mar Mediterráneo y del Adriático. Durante ocho meses combatió don Juan contra los turcos y berberiscos. Pero por entonces alzaron bandera de rebelión los moriscos de las Alpujarras y después de las primeras campañas fue llamado aquél para ponerse al frente de las tropas que debían combatirlos (1569), consiguiendo, no sin algunos reveses, apagar el fuego de la insurrección y mostrar excelentes dotes de general. Al año siguiente se pactó la famosa Liga contra los turcos entre España, Venecia y el Pontífice. El mando en jefe de la flota recayó en Juan de Austria. El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la famosa batalla de Lepanto entre cristianos y turcos. Juan de Austria lideró la victoria. Esta batalla valió a la cristiandad una de las más memorables victorias que ha conseguido sobre los muslimes. Juan de Austria recibió las mayores bendiciones, honores y eterna fama.
Don Juan intentó aprovechar el triunfo de sus armas y la ruina de la escuadra turca para llevar la guerra al corazón de Turquía y sus naves a las aguas de Constantinopla. Los cristianos de Macedonia y Albania se agitaron y vieron en el archiduque Juan de Austria el príncipe de su libertad y la esperanza casi segura de realizar sus aspiraciones de independencia. Pero los aliados, sobre todo Venecia, se opusieron a la prosecución de la campaña. Los turcos pudieron reconstruir su armada. Poco después, rompió la república veneciana con la Liga contra los otomanos. Felipe II no se aventuró a consentir que su hermano atacara Constantinopla, Resolvió el rey de España aprovechar los armamentos hechos para armar la flota española en Lepanto con el fin de atacar la Berbería, tomando por base de operaciones el fuerte de la Goleta, que España poseía. Con 104 galeras y 20000 hombres salió de Sicilia don Juan en 1573, atacó y tomó Túnez y después se apoderó también de la plaza inmediata de Biserta.
Regresó a España y en 1575 fue enviado a Italia con el título de Lugarteniente de Felipe II. Al año siguiente pasó a los Países Bajos como Gobernador encargado de someter a los rebeldes en Flandes. Su gobierno y su campaña fueron breves, pues atacado de tabardillo en Bouges, cerca de Namur, falleció el 1 de octubre de 1578 en un miserable palomar que se limpió precipitadamente para ponerle en la cama. Su cadáver fue paseado por delante de todo el ejército en hombros de los maestres de campo, arrastrando los soldados picas y banderas negras. Fue embalsamado y se depositó en Namur. Luego fue llegado al Escorial donde entró el 24 de mayo siguiente.
Dejó el archiduque don Juan de Austria dos hijas naturales. Una fue doña Juana de Austria, tenida con Diana Falanga, señora de Sorrento, en Nápoles. Esta hija casó con el príncipe de Butera, conde de Mazarina y murió en 1630. La otra, doña Ana de Austria, habida con doña María de Mendoza, entró de religiosa agustina en Madrigal en 1589. Fue priora de este convento y murió de abadesa en las Huelgas de Burgos.
Se ha dicho que don Juan de Austria extremó tanto su ambición que aspiraba a ceñir la corona. También dicen los investigadores y cronistas que, después de la batalla de Lepanto, pretendió ser rey de Albania o fundar un estado en Túnez. Igualmente han recogido que intentó contraer matrimonio con Isabel de Inglaterra y, acaso, enseñorearse de los Estados españoles en Flandes. Los historiadores fóbicos con Felipe II y que han continuado aireando la leyenda negra española, sobre todo ingleses, han aprovechado estas sospechas para suponer el rey de España poseído de recelosa envidia y a don Juan de Austria contrariado siempre en sus más caros deseos. Nada de esto hay probado. Siempre Felipe II dispensó fraternal acogida y altas distinciones a su hermano. También sobre las causas de su muerte de don Juan corrieron noticias siniestras. Tampoco hay ningún dato fidedigno que autorice la sospecha de que no fue la suya muerte natural.
*Historiador y Doctor en Derecho