Laureano Benítez Benítez Grande-Caballero.- Todos los sistemas políticos autoritarios se valen para la implantación de su pensamiento único del control absoluto de la educación, los medios de comunicación, y de todas aquellas manifestaciones del espíritu humano que transmitan ?aunque sea subliminalmente? unos valores ý unas creencias ideológicas, tales como la cultura, el arte, la religión, las tradiciones populares…

Al pensamiento único se le llama hoy pensamiento «políticamente correcto», y siempre que escucho esta expresión me hago la misma pregunta: ¿Correcto respecto a qué? La respuesta evidente es que esa corrección se supone que consiste en la sujeción de las ideas socialmente aceptadas a unos patrones y normas preestablecidos, justamente por quienes detentan el poder político y económico, desde el cual han diseñado un «corpus» de pensamiento que favorezca sus intereses, que difunden desde el aparato propagandístico que controlan desde su privilegiada situación.

Esta propaganda lobotomizadora de amplias capas de poblaciones sumisas, aborregadas e ignorantes da por resultado el hecho de que en muchas sociedades actuales se observa el fenómeno de que los únicos que creen realmente en las ideas dominantes del pensamiento correcto son los que las han elaborado, mientras que la sociedad va por otro lado, con frecuencia completamente opuesto. Sin embargo, lo más impresionante es que esa mayoría que no ha aceptado con sinceridad la tiranía del pensamiento correcto no hace ni dice nada para oponerse a él, cayendo de pleno en la indiferencia y/o la cobardía, hasta que el corolario final es esa «mayoría silenciosa» que todo consciente, todo lo permite, todo lo tolera, aunque vaya contra sus principios.

Por poner un ejemplo, ¿cuántos madrileños están de acuerdo realmente con el «refugees welcome», santo y seña de los ahoramadriles podemitas, que amenaza con eternizarse en la fachada del Ayuntamiento de la capital? ¿Cuántos españoles están de acuerdo con que a los inmigrantes ilegales se les mantenga con subvenciones extraídas de nuestros impuestos, en un país con tantas necesidades debido a un paro atroz? ¿Qué porcentaje de la población española está de acuerdo con que tantas blasfemias queden impunes, debido a una de las principales correas de transmisión del pensamiento correcto: la libertad de expresión?

¿Cuál es el horizonte final de este pensamiento único políticamente correcto, malsanamente diseñado en los laboratorios conspiradores de los «think tanks» del Nuevo Orden Mundial? Simplemente, destruir las entidades nacionales a través de un proceso corrosivo de desmantelamiento de todos aquellos valores, principios, tradiciones y creencias que proporcionan a los individuos un sistema de pensamiento que les da seguridad, confianza y estabilidad. Y el valor clave: su identidad, tanto personal, como sexual, familiar, social y nacional. Armado de estos valores identitarios, confiado en estos principios, un individuo se siente lo suficientemente seguro no para no tener que entregar su libertad a ningún gobierno despótico como el que propone el NOM.

Como las perniciosas ideas y contravalores del pensamiento único globalista van radicalmente en contra de esos valores ampliamente establecidos por una constante tradición histórica, su difusión y propaganda se basa en el método leninista, piedra angular de la propaganda nazi: como decía Goebbels, «Una mentira repetida muchas veces, se convierte en verdad».

Para vencer esta resistencia que oponen las sociedades a las ideologías que quieren destruir valores plenamente consolidados y asimilados por una tradición perenne, la ideología de pensamiento único necesita un continuo bombardeo sobre las conciencias ciudadanas, en todas las etapas de nuestra vida, y muy especialmente durante el tiempo que dura nuestra educación escolar.

En efecto, la verdad no necesita repeticiones, ya que su certeza brota espontáneamente de una tradición universal originada en los más profundos estratos de la conciencia humana. Por ejemplo, no hace falta repetir obsesivamente que matar está mal para que todo el mundo sepa que el homicidio es un crimen. Sin embargo, hará falta repetir millones de veces que una célula social donde los padres son del mismo sexo es una familia totalmente homologable con el modelo familiar que la especie humana ha tenido durante cientos de miles de años, antes de que estos nuevos modelos puedan encontrar una plena aceptación.

Y en España podemos decir claramente aquello de que «cautivos y desarmados los medios de comunicación» ?completamente controlados por los poderes globalistas que conspiran por el NOM, a través de la ideología podemita?, la ofensiva total es ahora un brutal «blitzkrieg» sobre la educación, con el fin de lavar el cerebro de niños y adolescentes, conformando con los zombies resultantes el «Frente de Juventudes del NOM».

Es así como se está lanzando en los centros de enseñanza una abusiva campaña del lobby LGTBI por reivindicar la ideología de género, una de las joyas de la corona del pensamiento correcto. Dicen sus promotores que la educación no puede permanecer ignorando una realidad actual caracterizada por la diversidad, pero lo que subyace tras el fondo de esta ideología única de género no es la reivindicación de los derechos de unos colectivos marginados ?que aparecen como privilegiados cada vez con mayor frecuencia?, sino la pura propaganda de una manera de entender la sexualidad con el fin de convertir a más gente a su causa.

Pero lo más censurable de esta publicidad ?con todo? es que se hace a través de un aparato represivo, amenazando con sanciones a quien incumpla sus postulados y presente objeciones, como sucedió con la caravana supuestamente transfóbica de«Hazte Oír».

A esta propaganda del pensamiento de género en los centros de enseñanza hay que añadir otras ideologías, encaminadas al mismo objetivo de destrucción de los valores establecidos por el sistema ?por algo este proceso desmantelador es la esencia de los movimientos antisistema?. Por ejemplo, la ideología del multiculturalismo buenista, que lleva a una condescendencia servilista que produce la retirada del crucifijos solamente con que un padre pida que lo hagan, mientras se favorece la enseñanza del Corán en las escuelas, por medio de profesores que fija la misma comunidad musulmana, y se respetan las peculiaridades dietéticas a los alumnos musulmanes. Sin embargo, cada vez se extiende más la práctica de retirar los belenes de los centros educativos en Navidad, para no ofender a la musulmanía, hablando al mismo tiempo de «solsticios» y «fiestas de invierno».

Luego viene lo del «Estado plurinacional», agravado en las comunidades secesionistas por inmersiones lingüísticas que persiguen la enseñanza en castellano. Tantos años de gobierno socialista en la Transición han producido, además, la repetición de un incalculable número de mentiras sobre nuestra historia en los libros de texto, con una tendencia ideológica «progresista» donde la Hispanidad como civilización no siempre sale muy bien considerada, debido a que está enfocada ?yo, como profesor de Historia puedo afirmarlo? desde tópicos acientíficos, leyendas negras, guerracivilismo y anticatolicismo que hace de nuestra Patria la caverna oscurantista de todas las inquisiciones que en el mundo han sido.

El siguiente ataque será ?como promete toda la izquierdosía? acabar con la religión en los centros de enseñanza, para poner en lugar educaciones para la ciudadanía puro NOM, con las cuales dar otra vuelta de tuerka al lavado de cerebro de nuestra juventud.

Juventud que no acabará su adoctrinamiento al salir de las aulas, ya que luego le espera un ecosistema social avasalladoramente infectado por la ideología del NOM: la legalización de las drogas que el pensamiento izquierdoso lleva en sus programas; botellones, telebasura, fracaso escolar, trivialización del sexo, estúpidas tecnologías de jueguecitos, relativismo moral, ateísmo militante, y el déficit de atención que han sufrido por parte de progenitores que no han podido o querido educarla debidamente.

El resultado final será la generación NOM, formada por individuos donde la malsana ideología de lo políticamente correcto habrá arrasado en ellos todos aquellos valores que tradicionalmente han dado seguridad a la existencia humana: valores como la familia, sometido a discusión su verdadero modelo, pero, sea cual sea, totalmente desguazada ?en España hay ¡siete divorcios por cada 10 matrimonios!, y aumenta constantemente el número de personas que viven solas o en familias monoparentales?; valores como la identidad sexual, donde ni siquiera sabremos cuál es nuestro verdadero sexo, porque todo es relativo; valores como nuestra identidad nacional, porque somos plurinacionales y ser español es ser facha; valores como aquellos que nos proporcionaban unas sólidas creencias religiosas que daban sentido a nuestra vida; valores como la discriminación sensata entre el bien del mal, cosas que ahora son relativas y muchas veces intercambiables según nuestra conveniencia personal; valores como la asimilación sincera de un patrimonio colectivo histórico que conformaba nuestras tradiciones, nuestras costumbres, nuestra idiosincrasia como nación, y que nos daba la seguridad y la felicidad de pertenecer a una colectividad que nos protegía y nos guiaba.

Así es como se destruye a los individuos, a las familias, a las sociedades y a las naciones, y éste es el objetivo del pensamiento correcto malignamente diseñado con alquimia luciferina en los inframundos por los prebostes globalistas. Arrasados los individuos desde la más tierna infancia por el tiránico y represor pensamiento único, totalmente arrasados, zombies sin destino, serán fácilmente marioneteados por los hilos que siniestramente manejan esas manos ensortijadas que controlan el devenir de nuestra historia, hasta hacer de nuestro país carne de cañón para el NOM.

Como España ha sido la más tenaz defensora de los valores tradicionales que han cimentado la civilización occidental ?firmemente enraizados en el catolicismo, pese a quien pese?, no es de extrañar que seamos las víctimas de este demoníaco experimento, y por eso estamos sufriendo un ataque avasallador de las legiones infernales del NOM. Lo intentaron en el 36, y ahora han vuelto, pero con muchas más garantías de éxito, al encontrar una población adormecida en la indiferencia, la cobardía y la ignorancia.

España, alerta, sal de tu letargo, lucha para que la primavera vuelva a florecer en tus campos y ciudades, para que de nuevo puedas agitar victoriosamente las banderas que hicieron nuestra Historia, en un nuevo amanecer.