La degeneración de los españoles y el robo de bebés
Asistimos a la degeneración del español acaso como en ningún otro momento de nuestra historia. El sistema ha logrado atrofiar toda resistencia a la imposición de sus intereses a base de que el valor de la utilidad personal y de la inmediatez prime sobre el interés social de las cosas, aunque no seamos nosotros sino otros quienes lo disfruten. Los españoles braman estos días por la huelga prevista en Semana Santa contra la privatización de AENA, probablemente una de las escasas protestas sindicales con sentido de la oportunidad social y económica. Ya les adelanto que el sistema terminará corrigiendo esta desafección aparente de los sindicatos tóxicos que son, no lo olvidemos nunca, parte del problema y han tripulado, no se olvide tampoco, el mismo barco que hoy zozobra sin remedio. Así que ya pueden dormir tranquilos todos esos españolitos turbados ante la incertidumbre del viajecito programado para Semana Santa, sin importarles que tal vez mañana, si la lógica del mercado lo considerase necesario, tendrán que recorrer media España para alcanzar el aeropuerto más próximo.
Para ellos, como para el resto si pudiera permitirselo, la utilidad personal de unos días de vacaciones prevalece sobre el futuro de muchos aeropuertos que, al pasar a las manos privadas, terminarán desapareciendo por su escasa o nula rentabilidad. La función pública de AENA permitía hasta ahora que los aeropuertos españoles con beneficios suplieran las pérdidas de los que no lo tienen. Se trataba de un gasto social ligado a la necesidad del tráfico de personas y mercancías para muchas ciudades y regiones españolas. Con la privatización de AENA, el Estado español será todavía más famélico y los ciudadanos estarán más a expensas de la voracidad de ese capitalismo sin alma que antepone la cuenta de resultados a cualquier consideración relacionada con el interés general. Los efectos son fáciles de prever: Con los magros resultados que obtienen actualmente y aun cuando su utilidad social aconsejara su conservación, aeropuertos como el de Almería y Melilla pueden terminar desapareciendo dada su mala rentabilidad. Se supone que lo anterior lo hacen los que se dicen representantes del pueblo, retratados una vez más como lo que son: la más infame casta política que ha tenido España desde los tiempos de Carlos IV y Fernando VII. Para ella todo mi desprecio.
Abundando en las comparativas con aquella España fernandista, se habla de si existió otra época peor que la presente en la historia española. En términos políticos es posible que sí. No olvidemos que aquellos despreciables borbones cedieron a Napoleón el usufructo de la nación española de la forma más vil y cobarde. Frente a ese acto de traición y felonía, sin embargo, el pueblo español respondió como un resorte y de él salieron figuras tan prodigiosas como Daoiz, Velarde y el Empecinado, entre otras ahora no tan visibles en los textos escolares. Frente a la invasión gala, menos corrosiva que la que hoy sufrimos bajo el sudario de la mundialización; el bajo clero, la suboficialidad en pleno, el herrero, el ebanista, el posadero, la meretriz, el artesano, el indigente… se rebelaron de forma heroica y ejemplar. El arquitecto de Austerlitz dobló el espinazo en Arapiles y en Bailén. Moncloa, cuyo nombre hoy execra cualquier conciencia recta, inmortaliza el monumental recuerdo de aquellos héroes. ¿Qué ha pasado para que los españoles hayamos cambiado tanto? ¿Qué nos lleva a mirar impasibles el arrojo de un país, Túnez, que con una tasa de paro del 12 por ciento expulsa del poder a su casta corrupta, mientras que en Málaga, con el 30 por ciento de su población en paro, la vida sigue para la mayoría sin más anhelo ni consuelo que la vacuidad de una existencia pobre, miserable y sin ideales que trasciendan más allá del fútbol? ¿Serán tan ciertas las predicciones de quienes ya nos advirtieron de que el objetivo a la larga de esta partitocracia no sería otro que nuestra conducción a bordo de las exigencias del mercado y de sus innumerables cómplices?
Si el resultado de estos años ha sido el extravío de lo mejor de nuestra condición humana, entonces no nos queda más que esperar, desde las trincheras de la heterodoxia, a que la descomposición social, moral, política y económica sea tal, que haber nacido en España no será mejor que haberlo hecho en una de esas cinematográficas cárceles futuristas donde el alma humana ni siquiera pertenece al recuerdo.
Me da vergüenza el ominoso pacto de complicidad y silencio que mantienen millones de españoles y cuyos testimonios vivos podrían acercarnos a la realidad de la fenecida sociedad franquista, a una distancia sideral de la actual en términos de moralidad pública y de ejemplaridad social.
Me avergüenza las toneladas de basura que se lanzan a diario contra la memoria de aquellos corajudos españoles que sintieron el deber, ante Dios y la historia, de sacrificar sus vidas por el ideal de una España mejor y que dispensara a sus hijos (todos ustedes) el futuro que la república hubiese cercenado para siempre.
Me avergüenza que esa clase media surgida a la sombra del fenecido régimen, que gozó de privilegios que hoy envidiarían millones de familias empobrecidas y rotas, haya contribuido con su silencio y su falta de coraje a la manipulación de los conceptos que nos ha sido impuesta por la casta de ladrones pertrechada en esta falsa democracia. Y me avergüenza por último que no se nos esté diciendo la verdad con el asunto ese de los robos de bebés que oportunamente ha sido rescatado del baúl de los recuerdos para edulcorar a través de los medios informativos el amargor de la crisis.
Si mi capacidad de sorpresa no tuviese ya bien cubierto su cupo, me sorprendería de la escasa memoria histórica de esos supuestos bebés, que hoy supuestos hombres, andan a la caza y captura de sus supuestas madres naturales. Nadie dice, porque hacerlo sería tanto como admitir que el franquismo hizo de la protección de la familia imperio moral, que aquellos supuestos bebés robados en realidad fueron concebidos de forma contraria a lo que aquella sociedad decente reconocía como aceptable y natural. Gracias a que las leyes franquistas garantizaban el derecho a la vida, gracias a la cual muchos de los actuales mandatarios están vivitos y coleando, la salida para esas supuestas mujeres no fue el aborto fácil, sino permitir que sus supuestos hijos terminaran siendo provechosos hombres de bien, gracias al cuidado responsable y las atenciones que pudieron dispensarles las familias que los acogieron.
En la mayoría de los supuestos casos, esos supuestos niños que hoy se dicen robados fueron entregados en adopción a las supuestas monjas por las supuestas madres, aterrorizadas ante la perspectiva del repudio social y familiar que habrían sufrido.
Esos desenterradores del pasado, porque no tienen un presente ni un futuro mejor que ofrecernos, simulan ignorar cuál habría sido el seguro destino de esos supuestos bebés ‘robados’ si sus embriones hubiesen hallado acomodo en el vientre de una madre ‘educada’ bajo la éjira de este y de otros gobiernos de la democracia. De nuevo se impone el valor de la utilidad personal, en este caso política, sobre el bien social. Aunque sea a costa de faltar al supremo mandamiento de la verdad. Al fin y al cabo, desde que un descendiente de Fernando VII juró defender los principios del Movimiento en 1.969, la democracia española se fue edificando sobre los escombros de una gran mentira.
Caballeros : estoy perfectamente de acuerdo con Uds. La verguenza que siento por nuestra sociedad es inmensa.La lastima (a la postre es lastima) por nuestra juventud , enorme.Es una juventud enganada, vacia,inmersa en la brutal mentira que el socialismo barato y podrido les ha servido en las escuelas y universidades.Desde el tal Felipe Gonzalez hasta hoy han hecho los politicuchos progres el ingente trabajo de llevar a cabo la destruccion del pais,piedra a piedra,palmo a palmo. Han vaciado a la sociedad de valores, han carcomido conceptos tan sagrados como el respeto humano y el familiar.Han legalizado lo ilegalizable como los… Leer más »
Si hay un partido en España que debiera ser ilegalizado tendría que ser justamente ése, el PSOE, cuyo alocado dirigente es un señor que sólo busca aumentar más y más la tensión cada día que pasa.
????? ????? ?? ?????
Tienes toda la razón José Luis, tengo 62 años, a los 17 me independicé y siempre he vivido de mi trabajo, a los 25 años trabajaba en una mina de carbón, la empresa presentó un paquete de medidas en el que incluía el despido de 425 personas, nosotros lo rechazamos, nos encerramos en la mina cómo protesta y estuvimos cuatro dias y cuatro noches, solo había un 5% de paro. La guardia civil nos envia el siguiente comunicado: “Vamos a entrar armados y os vamos a sacar de la mina por la forza” Y nosotros le contestamos: “Entrar entraréis, pero… Leer más »
Estimado Armando, yo sé lo que nos lleva a ser tan cobardes hoy como antaño fuimos de valientes… la respuesta es contundente, el confort, el privado y el subvencionado por el gobierno. Toda revuelta popular se cimienta el la necesidad más perentoria, la alimentación mínima. El hambre de muchos siempre esta detrás de toda revuelta, por muy estudiantil que la quieran vestir, el hambre, la verdadera necesidad es el gen de toda revuelta. Hoy qué joven no tiene móvil, que joven pasa hambre, que joven estudiante o no no tiene 20 euros, aunque se los quiten a los pobres abuelos… Leer más »