Llevo varios días escuchando por la calle, y viendo en las noticias, el riesgo de que la unión temporal, alianza momentánea, o cómo se llame, entre IU y Podemos puede ser un riesgo insano para nuestro país.

Rafael Hernando, portavoz del PP, casi convoca a los militares el otro día hablando de sus rivales de izquierda. Es cierto que no todos sus puntos en común son de mi agrado, no obstante hablar de comunistas y radicales me parece un poco desfasado.

Podríamos hablar entonces, del extremismo de derecha, aquél que recorta en sanidad, educación y libertad. Sin embargo, dicho partido que realizó aquellos recortes fue votado y elegido democráticamente. No creo entonces que entrar en descalificativos en la prensa, o empezar con la campaña del miedo, sea buena idea.

Una lástima que tanto unos como otros entren al trapo. Albert Rivera patinó comparando a Pablo Iglesias con el comunismo antiguo de aquel siglo XIX. Craso error que ese hombre diga tal cosa cuando pactó con partidos de extrema derecha en las europeas… ¿Eso hace pensar que Ciudadanos es un partido extremista disfrazado de centro?

Pedro Sánchez se llena la boca criticando, entre otros, al PP. Quiere desbancarlo, quiere que el país pase página dejando el gobierno de Mariano Rajoy en la historia… Pero le da miedo llevarlo a cabo. Con un, “no, gracias”, eliminó toda posibilidad de quitar el cementerio de los políticos, perdón el senado, de la hegemonía de los populares. Si piensa que el PSOE, en sus horas más bajas, va a quitar el primer puesto a su contrincante principal sólo, es que tiene más fe que el alcoyano.

No obstante, no estoy diciendo que Podemos e IU sean los partidos perfectos. Ya está muy claro que Pablo Iglesias es el que parte la pana en su partido por los resultados en los enfrentamientos internos, donde todo aquel que le contradiga acabará mal. Por su parte, Alberto Garzón, el caballero silencioso, se ha colado en la fiesta de los cuatro grandes sin que nos demos cuenta.

También habría que recordar cómo se “querían” hace unos meses estos dos grupos políticos, parece que el amor puede con el odio… O la necesidad. Pese a esta falsa convergencia de izquierdas, donde se han unido bastantes más partidos menos mediáticos, parece que a los otros tres grandes le asusta la idea.

Creo que es la primera vez que jugando a su juego el PP puede perder la partida, o el PSOE seguir muriéndose, o C´s empezar a frenar su ascenso. Quizás los nuevos tiempos obligan a hacer cosas increíbles para conseguir resultados extraordinarios. También puede que el “2+2” no sea igual a cuatro y todo quede en papel mojado.

Lo interesante de todo esto es que la gente, los medios y los políticos de otros partidos presten más atención a qué hacen los de la izquierda, a lo que en realidad está pasando en sus partidos o en su pueblo. Cómo la gente puede criticar a unos que aún no han llegado al poder, mientras los poderosos se ríen en sus caras.

El problema está en la casta, que esos cinco partidos sonados sean casta al cien por cien, lo tengo muy claro… El problema está en que no sé cuál lo hará menos mal.