“Los odiosos ocho”. Rojo sobre blanco de camino a Red Rock
Ricardo Pérez Quiñones.- Unos años después de la Guerra de Secesión, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) viaja en diligencia junto con Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), una peligrosa delincuente a la que traslada al pueblo de Red Rock para que sea colgada. En su avance a través del invernal paisaje de Wyoming, la diligencia se topa con dos desconocidos que siguen la misma dirección: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), antiguo soldado de la Unión convertido ahora en cazarrecompensas, y Chris Mannix (Walton Goggins), renegado sureño que asegura ser el nuevo sheriff de Red Rock.
Emulando a Federico Fellini, quien tituló a su octavo largometraje Ocho y medio (el medio se debía a los dos episodios que el italiano había rodado para dos películas en las que colaboraba con otros realizadores), Quentin Tarantino ha decidido titular Los odiosos ocho a su octavo trabajo como director: un western con elementos de suspense y comedia negra, en el que encontramos reminiscencias del cuento de Guy de Maupassant Bola de sebo (Boule de suif, 1880), adaptado veladamente por John Ford en La diligencia (Stagecoach, 1939), y de la novela Diez negritos (Ten Little Niggers, 1939), de Agatha Christie. La película, además, parece inspirada en Río Bravo (Rio Bravo, 1959), de Howard Hawks, obra maestra del género por la que Tarantino profesa una gran admiración, y en el remake en clave de thriller policíaco que de ésta llevó a cabo John Carpenter en Asalto en la comisaría del distrito 13 (Assault on Precinct 13, 1976). A ese cúmulo de referencias cinéfilas ya habituales en el autor de Pulp Fiction, podríamos sumar otra, la de La cosa (The Thing, 1982), también de Carpenter, con la que The Hateful Eight comparte no sólo el protagonismo de Kurt Russell, sino asimismo la idea de un grupo de individuos que desconfían unos de otros, y que se ven obligados a convivir en un espacio cerrado por culpa de las inclemencias meteorológicas del exterior (una tormenta de nieve).
En Los odiosos ocho, película filmada en un espectacular formato Ultra-Panavision de 70mm que permite lucirse al director de fotografía Robert Richardson, especialmente en los planos generales que abren el filme, y que, por desgracia, muy pocos espectadores han podido disfrutar, están todos los elementos característicos del cine de Tarantino: una estructura narrativa caprichosa y efectista (dividida en capítulos, con saltos en el tiempo y desdoblamiento del punto de vista), un metraje desmesurado (cercano esta vez a las tres horas), un puñado de personajes variopintos, diálogos largos e insustanciales, sarcasmo a raudales, mil y una referencias cinéfilas (desde los citados Hawks y Carpenter hasta Leone o Argento), arranques de desagradable violencia explícita, chistes de cariz racial y sexual, anacronismos musicales… pero presentados a través de una puesta en escena más ajustada y depurada que de costumbre. Digamos que menos kitsch. Por ello quizá sea el mejor de sus trabajos; el más maduro a nivel estético y narrativo; el que más pueda gustar a los menos tarantinianos (entre los que me incluyo).
The Hateful Eight se desarrolla, básicamente, en dos únicos escenarios de interior (apenas hay escenas exteriores): el de la diligencia, de donde la cámara de Tarantino casi no sale durante la media hora inicial de metraje, y el de la Mercería de Minnie, a la que los pasajeros llegan buscando refugio, y en la que se encuentran con varios huéspedes inesperados: el mexicano Bob (Demian Bichir), responsable de la mercería en ausencia de sus propietarios Minnie y Sweet Dave; Oswaldo Mobray (Tim Roth), de profesión verdugo; Joe Gage (Michael Madsen), un vaquero sospechoso; y el viejo general confederado Sandy Smithers (Bruce Dern). Los tres últimos, como los pasajeros de la diligencia, también van camino a Red Rock. John Ruth, al que apodan “el colgador” porque todos los malhechores a los que captura terminan colgados, comienza a sospechar pronto que alguno de ellos está compinchado con Daisy para liberarla, por lo que el clima de desconfianza se establece en la mercería desde el primer instante. Volviendo al paralelismo con La cosa, si en la cinta de Carpenter cualquiera podía estar infectado por el virus extraterrestre, aquí cualquiera podría ser el compinche de la cautiva. Tarantino evita la teatralidad en la que pudiera incurrir semejante historia gracias a un hábil manejo de los planos y los espacios, manteniendo la incertidumbre y la tensión narrativa hasta el tramo final, un tanto cómico y excesivo en su regodeante violencia.
Con sus virtudes y defectos, “Los odiosos ocho” logra lo que se propone, resultando un ejercicio cinematográfico tan brillante como tramposo. Magníficamente interpretado. Notable.
Peliculon, Samuel L.Jackson y Walton Goggins (el que salia en The Shield) hacen grandes actuaciones. Yo la recomiendo.
No la he visto pero parece una mala copia del wester este del rey ahorcado o algo asi se llamaba…
Ya la he visto, no aporta nada nuevo ni original y explota todos los topicos del genero, es basura mundialista llena de violencia gratuita contra la mujer, violencia extrema. Esta obra no es mas que otro cacho de carbon arrojado a la caldera de la demolicion de las relaciones hombre-mujer y sinceramente no comprendo como un Grande de la talla de Ennio Morricone se ha prestado a hacer de compinche en esta infame “tarantinada”.