Israel acusa a extremistas judíos del ataque incendiario en julio contra una vivienda palestina
Israel presentó cargos el domingo contra cuatro extremistas judíos sospechosos de participar en un ataque incendiario en julio contra una vivienda palestina que mató a un niño pequeño y a sus padres. El caso lleva meses sin resolver y ha avivado la actual oleada de violencia entre israelíes y palestinos.
La esperada decisión sigue a meses de investigaciones sobre una red de extremistas judíos que opera en Cisjordania. La orden de procesamiento menciona a Amiram Ben-Uliel, de 21 años, como principal sospechoso del ataque. Un menor fue acusado de complicidad.
Yinon Reuveni, de 20 años, y otro menor fueron acusados de otros actos violentos contra palestinos. Los cuatro fueron acusados de pertenencia a grupo terrorista.
En el ataque incendiario en la localidad cisjordana de Duma murió Ali Dawabsheh, de 18 meses. Su madre, Riham, y su padre, Saad, murieron más tarde de sus heridas. El hermano de Ali, Ahmad, de 4 años, sobrevivió.
El ataque, realizado al abrigo de la noche mientras la familia dormía, provocó una introspección entre los israelíes, conmocionados por el terrible suceso. La agresión fue condenada desde todos los grupos políticos israelíes y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, prometió “tolerancia cero” en la lucha por llevar a los agresores ante la justicia. Israel ha autorizado una serie de medidas, incluida la detención de sospechosos sin cargos —una estrategia habitual contra milicianos palestinos_, para intentar resolver el caso.
Pero las voces críticas señalan que hace años que se producen ataques similares, aunque no mortales, con poca reacción por parte del gobierno. Y durante meses, los palestinos vieron disgustados cómo el caso seguían sin cerrarse, intensificando una sensación de que la justicia es parcial en el territorio ocupado, donde los supuestos milicianos palestinos son procesados en un sistema separado de justicia militar que les concede pocos derechos. El incendio también resaltó el temor palestino a los colonos judíos extremistas, que han atacado propiedad palestina con impunidad.
Los palestinos señalaron al suceso en Duma como un factor en ataques y enfrentamientos que afectan a la región desde hace tres meses, y dicen que están frustrados por años de violencia de los colonos sin consecuencias.
En los ataques palestinos de los últimos tres meses y medio contra civiles y militares israelíes han muerto 21 israelíes, la mayoría en apuñalamientos, tiroteos o atropellos. Esa cifra no incluye a los dos israelíes tiroteados el viernes por un hombre árabe en un restaurante de Tel Aviv, ya que todavía no se ha establecido el motivo del ataque.
En ese periodo han muerto al menos 131 palestinos por fuego israelí, 90 de ellos considerados como agresores por Israel. El resto murió en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Israel asegura que hay una campaña palestina que incita a la violencia. Los palestinos creen que el brote de ataques se debe a la frustración por casi cinco décadas de ocupación israelí.
Los sospechosos admitieron haber realizado el ataque, indicó el servicio de seguridad israelí Shin Bet. Los acusados dijeron que era una represalia por la muerte de un israelí el mes anterior. Todos los sospechosos, señaló la agencia, formaban parte de un grupo de extremistas que realizó varios ataques durante los años y que tenía como objetivo socavar al estado y sembrar el miedo entre los no judíos.
Ben-Uliel admitió que había hecho una pintada en la casa familiar de los Dawabsheh y después lanzó una bomba incendiaria a través de una ventana de dormitorio antes de huir del lugar, según los documentos judiciales. Los padres del acusado afirman creer en su inocencia y dicen que fue torturado durante el interrogatorio.
Nasser Dawabsheh, hermano de Saad, dijo que los cargos se quedaban cortos.
“Está claro que las instituciones israelíes no son serias”, dijo. “Está claro que había una organización detrás de este crimen, incluso los medios lo saben. Y el gobierno no se tomó en serio impedirlo y no se toma en serio perseguir a los asesinos”.
Hace años que se registran casos de vandalismo e incendios de extremistas judíos contra propiedades palestinas, mezquitas, iglesias, oficinas de grupos israelíes moderados e incluso bases militares israelíes. Los autores de estos ataques los describen como el coste de las medidas del gobierno que consideran favorables a los palestinos.
Los extremistas forman parte de los llamados “jóvenes de la colina”, un grupo de jóvenes sin líder clavo que establecen asentamientos no autorizados, a menudo con grupos de remolques, en las colinas de Cisjordania, tierra reclamada por los palestinos para el estado que ambicionan. Un abogado de uno de los sospechosos afirmó que su cliente había confesado bajo coacción después de que los interrogadores le privaran de sueño y le colgaran boca abajo por los pies.