La grada en París se frota las manos. No por el partido de Rafa Nadal ni el de Novak Djokovic, que cumplen en distintas pistas sin grandes sobresaltos y ninguno de los dos necesita la excelencia para ganar. Sonríen solo con pensar lo que se les viene encima. Se trata del partido que todo el mundo quiere ver desde que se sorteó el cuadro: Nadal-Djokovic. Porque en las rondas finales no caben las sorpresas para los dos principales favoritos. En cuartos ninguno sufre. Más fácil si cabe resultó para el español, que destruyó al suizo Stanislas Wawrinka a base de derechas. Ese golpe monopolizó sus jugadas de ataque. «He jugado mi mejor partido», analizó el siete veces campeón de Roland Garros. «Él es el favorito», replicó Djokovic.

En París subió la temperatura y el nivel de Nadal, especialmente en el segundo tramo del duelo. Lo mejor para él es que encima está a mitad de camino de alcanzar su mejor tenis y que va a más. Este miércoles quedó patente por qué las diez veces que han jugado Wawrinka y el español ha ganado Nadal. Como pasó en la final de Madrid, no hubo partido. El número diez del mundo se achicó y se arrugó.

¿Qué hacer para ganar a Nadal en París? Solo Robin Soderling conoce la fórmula secreta. Él y Magnus Norman, el entrenador del sueco en 2009, que estuvo en la grada como técnico de Wawrinka. Desde luego, el partido estuvo lejos de ser el soñado por ambos. Nadal pasó como un ciclón por la Philippe Chatrier y se deshizo del helvético por 6-2, 6-3 y 6-1 en una hora y 56 minutos. Poco después de que terminase -jugaron a la vez, cosas de la organización gala-, Djokovic se imponía a la veteranía de Tommy Haas (6-3, 7-6 y 7-5).

Wawrinka salió sin la exigible tensión para vencer al manacorense en la capital francesa. Demasiada calma y poca intensidad de piernas como para inquietarle. A base de derechas y de puntos jugados encima de la línea de fondo, Nadal se fue haciendo con el partido. El balear buscaba gobernar el duelo con iniciativa. Es decir, los mismos ingredientes que utilizó ante Nishikori y que terminaron en un festín.

El mejor Nadal del torneo

El suizo no parecía ese ilusionista que ha brillado con su revés en París. Al contrario. Con ese golpe fallaba más de la cuenta. Por ello el juego del balear se volcó en ese lado. Cuando la grada quiso darse cuenta, en el marcador ya ponía 6-2 para Nadal. El saque es fundamental para el dominio del español y este miércoles mejoró notablemente. Pasó de ser un problema a un arma. Y así es muy difícil estar en frente del de Manacor. Además, el finalista en Madrid retrocedía constantemente.

En el segundo acto, con un ‘break’ a favor, Rafa desconectó en un juego. Tanto que Wawrinka igualó el set. Inmediatamente, la derecha del español se encargó de aplacar a su oponente. Poco le duró la ilusión al número diez del mundo. Nadal no es de los que conceden dos oportunidades. No las tuvo el suizo, que se diluyó en el 3-3 del segundo set. A partir de ahí vio cómo Nadal le hacía un parcial de ocho juegos seguidos y aparecía la mejor versión del manacorense hasta el momento en Roland Garros.

Por el camino, el número 10 de la ATP ya se había dejado el segundo set y cualquier tipo de opción en el encuentro. El helvético, que jugó nefastamente los puntos clave, evitó el ‘rosco’ en la última manga y poco más. Nadal conseguía su octava semifinal y su triunfo número 57 en el segundo ‘Grand Slam’ del año. Y más importante aún: este viernes, Rafa Nadal y Novak Djokovic jugarán la penúltima ronda del torneo. Final anticipada servida.