«Él o yo». La plantilla del Real Madrid ya sabe que José Mourinho solo aceptará seguir como entrenador la próxima temporada si Florentino Pérez prescinde en junio de Jorge Valdano, el enemigo público número uno del técnico portugués en la ‘casa blanca’. El entrenador se lo comunicó a sus jugadores en el transcurso de una reunión a calzón quitado en la que les expuso sus inquietudes, sus planes de futuro y les pidió máxima unión frente a los muchos enemigos que, a juicio del técnico, les rodean.

El luso ha ganado el primer pulso porque los futbolistas dicen estar a muerte con él, al menos los pesos pesados, y ya ha conseguido que el presidente haya desvinculado a Valdano de cualquier decisión deportiva pese a tratarse, oficialmente, del director general en esta materia. Según anunció la Cope en ‘El partido de las 12’, Florentino tomó esta firme decisión tras una reunión que mantuvo con Mourinho después del derbi copero celebrado el pasado jueves en el Vicente Calderón.

Aunque los grandes fichajes, incluido el de Mourinho, siempre los decide el presidente, si acaso en colaboración con José Ángel Sánchez, Valdano sí ha tenido que ver en algunos asuntos como la no contratación este invierno del portugués Hugo Almeida, la primera opción del técnico y al final fichado por el Besiktas de Schuster, procedente del Werder Bremen.

La ruptura la escenificó Mourinho tras el sufrido choque ante el Mallorca, solventado con un gran gol del cuestionado Benzema. ¿Ha hablado en las últimas horas con Valdano sobre la llegada del ‘9’?, se le preguntó en la conferencia de prensa. «Yo reporto directamente con el presidente y con José Ángel Sánchez (director general ejecutivo del club) y no hemos hablado de fichajes. Puede que pase algo, pero puede que no. Ya llevamos siete partidos sin él, hay desgaste, pero ahí seguimos», espetó el luso.

Balones fuera

Minutos antes de la sentencia de Mou, Valdano lanzaba balones fuera. «En el club estamos trabajando para la contratación de un delantero pero no queremos retransmitir las negociaciones», dijo en Canal Plus el portavoz mejor pagado del mundo, ya que percibe en torno a 2,4 millones de euros por temporada.

El empate cosechado la semana pasada por el Madrid en Almería, feudo del colista, desató de nuevo las hostilidades entre Mou y Valdano. Mientras el director general insistía en la defensa de Benzema, hablaba de su suplencia y de la injusticia que, a su juicio, se está cometiendo con el francés, el técnico se quejaba del árbitro y pedía que Pérez Lasa no les pitase más, ni tampoco al Barça. El portugués se declaró muy mayor para recibir recados a través de la prensa y, con ambigüedad calculada, amenazó con irse en una rueda de prensa muy caliente.

Mourinho ya había lanzado un órdago a su presidente a finales de año, tras el polémico choque ante el Sevilla en el que el técnico presentó una relación de agravios arbitrales contra su equipo. «Estoy cansado de que me den una lista de errores graves del árbitro, y quieren que sea yo el que ataque al colegiado. Tenemos un club, un organigrama, y quiero que la gente defienda a mi equipo, no solo yo», subrayó, al tiempo que pedía una reunión urgente con Florentino.

Al día siguiente, los protagonistas compartieron mesa y mantel durante la comida de Navidad del club y, aparentemente, restañaron heridas. El alto dirigente apoyó a Valdano porque, en su opinión, es el que mejor representa la imagen del Real Madrid. Fuentes del club aseguraban que las declaraciones de Mou fueron incoherentes, intempestivas y desafiantes. Pero el técnico porfió y reabrió la batalla del ‘9’, iniciada ya en verano.

Aunque comparecieron juntos y sonrientes durante la presentación del portugués, jamás se soportaron. Son personalidades antagónicas, tanto a la hora de ver el fútbol como en el trato con los medios y las instituciones. «Es un carisma andante que no se sabe muy bien lo que representa, pero la fuerza de su imagen es imprescindible para los medios. Quien no tuvo talento para jugar no cree lo suficiente en el talento del futbolista, en la capacidad de improvisar soluciones. Si permitimos el excesivo intervencionismo de los entrenadores, eliminaremos toda idea de felicidad, en los jugadores primero y en los espectadores después». Esto escribía Valdano de Mourinho hace dos años. Desde que ejerce en el Madrid, el entrenador culpa al ejecutivo de no dejarle cumplir el sueño de dirigir a la selección de Portugal, de desautorizarle en la lesión y el tratamiento a seguir por Higuaín, de no renovar a Pepe y sí a Sergio Ramos, y de torpedearle el fichaje de otro ariete.