BD.- Constato que la sección más vista de AD, La Ratonera, y particularmente las disertaciones de Armando Robles, concitan cada vez mayor entusiasmo entre la audiencia, en crecimiento notable programa tras programa. Las visitas y los comentarios dan fe de ello. A través de estos últimos, se comprueba una vez más que la palabra dicha de viva voz tiene un poder que el texto escrito a veces no logra alcanzar. Digámoslo así: leer exige una atención y supone un esfuerzo que no todos están dispuestos a hacer o son incapaces de llevar a cabo.

La comunicación oral tiene una cercanía y una inmediatez puramente humanas y transmite un “calor” que la palabra impresa no siempre es capaz (por las limitaciones de muchos lectores y por la misma distancia que media entre el escritor y el lector, separados por el vacío de la separación física) de hacer sentir. La idea escrita nos sitúa en un plano meramente intelectual, no carente de emociones, claro está, pero aquí estas surgen de la experiencia propia y la sensibilidad del lector.

En cambio el orador transmite algo más que conceptos e ideas, y aquí las emociones son más el producto de la sugestión y la persuasión que el disertador traslada sin intermediarios a sus oyentes, de hombre a hombre, y de su capacidad de transmitir con la esencia de sus “verdades” el sentimiento de la justicia que las anima. Nadie conduce a un grupo humano con la palabra escrita, todo líder moviliza para la acción a sus seguidores mediante el poder de la palabra. La lectura puede llevar a los individuos al terreno de la acción sólo en contados casos. Los grupos sólo pueden ser movilizados mediante el influjo irresistible de la palabra de un orador capaz de interpretar sus anhelos y ponerle voz a sus propios pensamientos. Por eso un discurso, en apariencia menos “intelectual” que un escrito puede llegar más lejos y más hondo en un público, que en realidad tiene más hambre de palabras que traduzcan sus más sentidas esperanzas y temores que de teorías impecablemente elaboradas y admirablemente expuestas que vengan a explicarles lo que su intuición ya les da por seguro.

Un orador que dice aquello que su público espera oír de un alma gemela que pone palabras a sus íntimos pensamientos triunfará siempre por encima de cualquier frío analista incapaz de comulgar con el espíritu de su auditorio. Creo que ese es la clave del éxito de LR: la gente oye por fin las palabras que traducen sus ideas y expresan lo que sienten intímamente. Mientras LR sea un caso inesperado en el panorama de una prensa entregada a la promoción de los exclusivos intereses de la casta política y social, ajena a las verdaderas inquietudes e intereses de la gente de a pie, con la manipulación y la mentira por bandera, mientras AD sea una especie de mirlo blanco en medio de la bandada de cuervos que son estos medios periodísticos mercenarios al servicio del poder y no de la verdad, el éxito estará asegurado.

Un abrazo a tdos los amigos de ‘La Ratonera’.