Es el reflejo de la división social que se vive ya en muchas familias catalanes procedentes del resto de España. Se trata de familias que han pasado de compatibilizar sus tradiciones de origen con la catalana, a rechazar hoy cualquier vestigio de su cultura de origen. La presión nacionalista es tan grande, el odio vesánico a España tan extendido como para que una madre nacida en Córdoba llegue a prohibir a su hija que siga dando clases de sevillanas.

Elvira de la Rosa es una cordobesa de 47 años que está casada con un catalán desde 1994. La pareja no ha sucumbido al pensamiento único nacionalista y sigue conservando intacto sus sentimientos españolistas. Ambos acudieron a la concentración de la plaza Cataluña del pasado 12 de octubre. Allí nos contó Elvira la historia de su familia que, como la de tantas otras en Cataluña, se halla rota a consecuencia del odio a España introducido por los nacionalistas.

“Hasta hace relativamente poco, la relación con mi hermana era normal. Ella está casa con un militante de la Esquerra. Manteníamos las típicas disputas, pero todo dentro de un ambiente normal y hasta sano. Su hija, mi sobrina, seguía yendo a una academia de sevillanas, su gran pasión, junto a mi hija, ambas casi de la misma edad, y en su casa se hablaba tanto el catalán como el español con total normalidad”.

“Desde hace unos meses”, prosigue Elvira su relato, “las relaciones se fueron enfriando. La política comenzó a interponerse entre nosotras. Mi hermana era ya otra persona, como si hubiera pasado por una secta y la hubieran transformado mentalmente. La comunicación entre nosotras comenzó a resultar cada vez más difícil”.

Nos cuenta Elvira que, el pasado mes de septiembre, su sobrina dejó de asistir a las clases de sevillanas. “Llamó a mi hija para decirle que no iría más, que en casa se lo habían prohibido”. No es el único caso. Al parecer, otros muchos jóvenes dejaron de hacerlo coincidiendo con la espiral soberanista que ha sido alentada por Artur Mas. “Bailar sevillanas o escuchar música del resto de España en público ya no está bien visto”, lamenta.

El testimonio de Elvira no es el único que nos dibuja la obsesión antiespañola que se vive en algunos círculos catalanes. Joan, empresario de Vilanova i la Geltrú y simpatizante de Catalunya Desperta Ya! nos asegura que ya restaurantes frecuentados por nacionalistas donde la gente evita pedir una paella, el plato español más conocido internacionalmente.

Se trata de dos ejemplos que pueden ser definitorios del grado de intolerancia que se empieza a vivir en Cataluña desde que la cultura nacionalista del odio y la exclusión ha prendido en miles de catalanes. La mayoría de padres y abuelos no catalanes. Algo para meditar muy en serio.