Al desear a mis seguidores y amigos un feliz año 2026, he decidido sincerarme como muestra de agradecimiento.

Tengo 77 años. Soy español por los cuatro costados y patriota. He vivido la postguerra hambrienta, el milagro económico del tardo franquismo, el asesinato de Carrero Blanco, el final de Franco, la Transición, en la que nos perdonamos, dos Reyes de España, seis Papas, el derribo del Muro de Berlín, los mayores atentados en Europa y en USA, entre ellos el estremecedor de las Torres Gemelas, tres crisis económicas brutales, la terrible voladura de los trenes en Atocha, las plagas obscenas del Zapaterismo y el Sanchismo, el triste fracaso del flácido Rajoy, la pandemia trágica del COVID, además de vivir como periodista y cubrir guerras y acontecimientos importantes en una a docena de países (El Líbano, Siria, México, Cuba, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Italia y España), pero lo que nunca he visto ha sido a la izquierda gobernando bien, siendo generosa o creando riqueza y bienestar.

Fui simpatizante socialista en mi juventud, como casi toda mi generación, pero tuve la suerte de curarme en Cuba, donde penetre en las entrañas del castrismo cundo fui allí corresponsal de prensa durante dos años y quede aterrorizado ante la maldad y el abuso del marxismo en acción.

Cuando cumplí 50 años decidí ampliar mis estudios, me doctoré en periodismo y aprendí a investigar y ser riguroso. En los años siguientes escribí y publique seis libros (en las editoriales Almuzara y Tecnos) sobre pensamiento político, contando a los ciudadanos todo lo que había aprendido en mis investigaciones y a lo largo de mi carrera como periodista.

He sido testigo, como periodista de momentos y acontecimientos de gran valor y significado, como la Guerra del Yon Kippur, la victoria de los sandinistas en Nicaragua, la negociación de los tratados Torrijos-Carter sobre el Canal de Panamá, el atentado a Juan Pablo II en el Vaticano y la organización de la Exposición Universal Sevilla 1992, de la que fui director de comunicación en la etapa de su construcción y organización.

He vivido un matrimonio del que me siento orgulloso, tengo una mujer de mucho valor, a la que quiero, tres hijos magníficos y media docena de nietos, a los que adoro. Creo que mi familia es lo mejor que he podido crear.

Como veis, ha sido una vida rica en sensaciones y vivencias, de la que ha extraído muchas experiencias, conclusiones y certezas.

Las principales son: Dios existe; la felicidad consiste en hacer felices a los demás; la lucha por la libertad enaltece y engrandece; los partidos políticos son los grande enemigos de la civilización y de la Humanidad; los políticos que he conocido o entrevistado no valen, en conjunto, ni un sólo euro; jamás en mi vida he conocido a un político que fuera demócrata o digno de admiración; lo importante en política no son las derechas o las izquierdas, sino los buenos y los malos; nunca te creas lo que digan los gobiernos, salvo rarísimas excepciones; el periodismo democrático tiene que ser adversario del poder y publicar aquello que los poderosos no quieren que publiques; los mejores seres humanos son lo que se empeñan en hacer felices a los que les rodean.

Es obvio que, por mi edad, me queda poca vida. Si me preguntas que me gustaría conseguir en la etapa final diría que “aprender a amar a mis enemigos”, como manda Jesús, algo que nunca he podido lograr. También me gustaría que los buenos desplazaran a los malos en el timón de la Historia y que este mundo nuestro, que podría ser un paraíso, se regenere y sea más justo y decente.

Escribo todo esto porque creo que se lo debo a mis lectores, a los que leen mis libros y el articulo que publico cada día en mi blog www.votoenblanco.com, desde hace poco más de dos décadas.

No he encontrado ocasión mejor para sincerarme que este fin del año 2025 e inicio del esperanzador 2026.

¡Feliz año para todos!