La abstención, la gran vencedora en las elecciones de Extremadura
Las elecciones autonómicas de Extremadura del 21 de diciembre de 2025 dejaron una lectura más allá de los resultados de escaños y mayorías políticas: la abstención se erige como la protagonista indiscutible de estos comicios. En un momento político clave para la comunidad, menos extremeños que nunca acudieron a las urnas, marcando un récord de desafección que condiciona ya la interpretación de los resultados y plantea serias preguntas sobre la salud de la participación democrática en la región.
La participación en estas elecciones se situó alrededor del 62,5 %, lo que representa un descenso notable respecto a los comicios de hace dos años y medio y la participación más baja en la historia electoral contemporánea de Extremadura. Este dato está marcado por casi ocho puntos menos que en 2023, un descenso que no se veía en unas autonómicas desde hace décadas y que confirma una tendencia preocupante de alejamiento de los ciudadanos respecto a las urnas.
Además, los avances durante la jornada mostraron una participación sensiblemente menor que en procesos anteriores: por ejemplo, a las 14:00 horas votó un 35,9 % del censo, casi seis puntos menos que en 2023 a la misma hora.
La elevada abstención en Extremadura tiene varias causas que van más allá del simple dato estadístico. En primer lugar, el desencanto entre la ciudadanía, especialmente entre jóvenes y votantes menos vinculados a las estructuras tradicionales de partidos, ha aumentado. La percepción de que “todos son lo mismo” o que el voto propio “no va a cambiar nada” ha tenido un fuerte impacto.
También es preciso subrayar la crisis de los grandes partidos. Aunque el Partido Popular (PP) ganó con claridad, y el PSOE sufrió una debacle histórica, los discursos dominantes no lograron ilusionar a grandes bloques de votantes. Esta falta de motivación se traduce en una enorme cuota de electores que prefirieron no acudir a votar.
La alta abstención no solo disminuye la participación, sino que convierte los resultados en menos representativos del conjunto de la sociedad. Partidos que obtuvieron mayorías relativas o importantes incrementos de escaños lo hicieron con una base de votantes más reducida que nunca, lo que plantea un debate sobre legitimidad y mandato.
La abstención es más que un número: es un síntoma. Señala una coyuntura de desapego y desconfianza que podría tener consecuencias a medio plazo tanto para los partidos como para la participación cívica en la región. En un contexto de incertidumbre económica y cambios sociopolíticos, la clave para los actores políticos será cómo reconectar con un electorado que cada vez se siente más distante de los cauces tradicionales de la democracia.











