Extremadura: Unas elecciones decisivas
FM.- Todo el mundo está pendiente de las elecciones extremeñas. Al margen de que Sánchez quiera agotar la legislatura, el teatrillo que han organizado Sumar y Yolanda Díaz y la fragilidad parlamentaria del Gobierno socialista comunista, la realidad es que este domingo comienza un ciclo electoral que parece que será muy desfavorable para el sanchismo.
El PSOE ha decidido presentar a Miguel Ángel Gallardo, que está pendiente de un juicio en el que está acusado de crear una plaza para David Sánchez sin seguir los procedimientos legales establecidos. Por supuesto, considera que la causa judicial tiene motivaciones políticas, aunque es un auténtico disparate defender esta posición. Es la línea argumental que utilizan para intentar minimizar los procedimientos judiciales que afectan al Gobierno, al PSOE y a la familia presidencial.
Sánchez considera que todo forma parte de una «campaña de acoso personal, mentiras y fango». Al margen de esas excusas de mal pagador, la realidad es que Gallardo es un candidato mediocre con una capacidad ilimitada a la hora de hacer el ridículo. Es un personaje caricaturesco que confirma el deterioro del socialismo extremeño que tuvo líderes como Rodríguez Ibarra y Fernández Vara.
El otro día utilizó como argumento de autoridad para defenderse de la acusación de haber colocado al hermano del presidente, diciendo que tiene una hermana que trabaja en un centro comercial y no la enchufó para que mejorara su situación profesional. Con esta reflexión muestra sus limitaciones y la idea que tiene del servicio público, a la vez que confirma que el modelo de primarias es un desastre, porque es una exaltación de la mediocridad.
La realidad indica que a Extremadura le ha ido muy mal con el socialismo cuando ha gestionado el gobierno autonómico, pero también que ha sufrido el desinterés de La Moncloa. La prioridad de Sánchez se circunscribe a que el PP dependa de Vox, ya que ha desaparecido el PSOE que tenía la ambición de gobernar en autonomías y ayuntamientos. Se trata de mantener la presidencia del Gobierno a cualquier precio.
Una derrota contundente de Gallardo afectaría a Sánchez, pero también si se repite en Aragón y Andalucía, donde presenta ministras sanchistas. El político extremeño será culpado del desastre, pero en estas convocatorias tiene más difícil colocar uno de los relatos fantasiosos que elabora La Moncloa.












