En favor de los Reyes Magos: una tradición que merece seguir viva
Alicia Ruffé.- Cada enero, los Reyes Magos regresan puntuales a nuestras casas cargados de ilusión, simbolismo y una magia que va mucho más allá de los regalos. En un mundo cada vez más acelerado y comercial, defender la tradición de los Reyes Magos es también defender valores culturales, educativos y emocionales que siguen siendo profundamente necesarios.
Los Reyes Magos representan la espera y la paciencia. A diferencia de la inmediatez que domina nuestra vida cotidiana, la noche del 5 de enero enseña a niños y adultos que las cosas importantes requieren tiempo, ilusión y esperanza. La carta escrita con cuidado, los zapatos colocados con nerviosismo y la noche casi en vela construyen una experiencia emocional que difícilmente puede ser sustituida por un simple intercambio de regalos.
Además, esta tradición está cargada de valores educativos. Los Reyes observan, valoran el esfuerzo y premian el buen comportamiento, transmitiendo de forma simbólica la importancia de la responsabilidad, la generosidad y la empatía. No se trata solo de recibir, sino también de aprender a dar, compartir y pensar en los demás, algo que se refuerza con la costumbre de regalar a hermanos, primos o incluso a quienes más lo necesitan.
Desde el punto de vista cultural, los Reyes Magos forman parte de nuestra identidad. Las cabalgatas llenan las calles de música, colores y comunidad, creando recuerdos colectivos que pasan de generación en generación. Son momentos en los que barrios y ciudades se unen, donde mayores reviven su infancia y los más pequeños comienzan a construir la suya.
Defender a los Reyes Magos no es rechazar otras tradiciones, sino proteger una que nos conecta con nuestras raíces y con una forma más pausada y emocional de vivir la infancia. En tiempos de consumo rápido y pantallas constantes, la magia de los Reyes sigue siendo un refugio de imaginación, valores y unión familiar.
Por todo ello, los Reyes Magos no solo merecen seguir llegando cada 6 de enero, sino que merecen ser celebrados, cuidados y transmitidos con orgullo. Porque mientras haya ilusión, cartas escritas con ilusión y ojos brillando al amanecer, los Reyes Magos seguirán teniendo un lugar imprescindible en nuestros hogares.










