El lanzamiento de Visa fue un fracaso… que terminó siendo un gran éxito
Visa ahora es una marca aceptada de manera “universal” y que parece imposible que pueda caer. Sin embargo, su origen fue más un experimento temerario que el lanzamiento de una idea revolucionaria e imposible que fallara. Antes de llamarse Visa, el proyecto se conocía como BankAmericard y empezó en California con una apuesta que salió rematadamente mal.
El “drop” de Fresno: tarjetas no pedidas, morosidad y escándalo
El 18 de septiembre de 1958, Bank of America probó en Fresno una idea que hoy suena impensable: enviar tarjetas de crédito ya activas, sin solicitud previa, a decenas de miles de clientes. Se repartieron 65.000 tarjetas con un límite de 300 dólares, una caída masiva en buzones que la industria llamaría con el tiempo drop.
El arranque, eso sí, fue accidentado. La morosidad se disparó al 22% y, junto a ella, crecieron las quejas por fraude. El detalle que encendió la indignación fue que el cliente podía ser responsable de cargos fraudulentos incluso si no tenía culpa. La reacción de prensa y autoridades fue fortísima, el banco calculó pérdidas cercanas a 20 millones de dólares, y el impulsor del programa tuvo que dimitir al año siguiente.
Pero esto sirvió para cambiar las reglas del juego. Las campañas de envíos no solicitados acabaron restringidas por el Congreso con enmiendas vinculadas a la Truth in Lending Act, precisamente por los riesgos de protección al consumidor.
Pero Bank of America no canceló el proyecto. Endureció controles, ajustó criterios de riesgo y se disculpó con una carta abierta a hogares californianos. En 1961, la tarjeta que ahora muchos usan para la plataforma de ruleta online de Betfair ya estaba dando beneficios… aunque se guardó el dato para no atraer más competidores muy pronto.
De BankAmericard a Visa
Para crecer fuera de California, el banco empezó a licenciar el sistema en 1966; y en 1970 el control pasó a un consorcio de bancos emisores. Issste nuevo modelo cooperativo permitió estandarizar normas y operar como red, no como un solo banco.
En los setenta llegó la pieza que convirtió el “fracaso” inicial en una plataforma: la tecnología. En 1973 se lanzó un sistema de autorización electrónica que evolucionaría hacia VisaNet, y después llegaron los mecanismos de compensación y liquidación más automatizados. En 1975 se emitió una de las primeras tarjetas de débito del programa, anticipando el gran crecimiento posterior.
La marca también necesitaba despegar de su origen local. En 1976 BankAmericard adoptó el nombre Visa, pensado para sonar igual en muchos idiomas y funcionar como sello de aceptación internacional. Esto ha llevado a ser una de las formas de pago más usadas y aprobadas en todo el globo, con grandes marcas como y sectores como el casino online teniéndolo como referencia para aceptar pagos.
Décadas más tarde, la estructura volvió a cambiar: en 2007 se creó Visa Inc. como corporación global y, en marzo de 2008, la salida a bolsa recaudó 19.100 millones de dólares, entonces un récord en EE. UU.
Hoy Visa no “presta” dinero ni emite tarjetas al consumidor; opera la infraestructura y las reglas para que bancos y comercios puedan mover fondos electrónicamente en todo el mundo. Y ahí está la paradoja: lo que empezó como un lanzamiento desordenado terminó enseñando, a golpes, cómo construir confianza, escala y red.












