La izquierda ante un ciclo electoral de derrotas
Francisco Marhuenda.- Es divertido escuchar a la izquierda mediática acusar al PP de trumpismo y de atacar la democracia cuando el Gobierno no presenta los Presupuestos. Es esperpéntico que hablen de colonizar las instituciones cuando han desaparecido los criterios de mérito y capacidad en los altos cargos y los directivos. Es suficiente con tener el carné del partido y ser sanchista. Son inasequibles al desaliento, porque se juegan mucho si se produce una catástrofe electoral en Extremadura. Les parece muy bien que Sánchez haya blanqueado a los antiguos dirigentes de ETA, los independentistas y los comunistas que son enemigos del Estado de Derecho y el ordenamiento constitucional. En cambio, se escandalizan porque exista Vox e intentan transmitir que el PP hace seguidismo de esta formación. La verdad nunca les ha importado. Desde el primer minuto han ido desmintiendo los escándalos hasta que ha resultado que había indicios de culpabilidad en los protagonistas e incluso algunos han pasado por la cárcel. A pesar de ello, insisten en que todo es un golpe de Estado judicial. Por supuesto, este despropósito solo lo defienden, sin ningún fundamento, los sanchistas que descalifican las sentencias sin haberlas leído.
Los ataques al Poder Judicial son una estrategia habitual de la izquierda populista. No pueden aceptar que se hayan cometido delitos o, en cualquier caso, se trataría de hechos aislados. No les basta con tener a Conde-Pumpido enmendando al Supremo y blanqueando los disparates y la ingeniería social, porque quieren jueces obedientes al servicio de La Moncloa. Nada mejor que fiscales de izquierda radical elegidos a dedo para limpiar la corrupción socialista. Con la instrucción en sus manos podrían doblegar a la oposición y acallar a las voces críticas. Los medios de comunicación públicos controlados por La Moncloa son solo instrumentos de propaganda carentes de cualquier atisbo de credibilidad, como sucede con las encuestas del CIS. Por eso, cuando escucho a los activistas impartir doctrina, me pregunto dónde queda el respeto por la pluralidad y el concepto de servicio público que debería guiarlos. Están aterrados ante una debacle en Extremadura, que era un feudo tradicional de la izquierda, y que sería el preámbulo de las derrotas en Aragón, Castilla y León y Andalucía que certificarían la defunción política del sanchismo.












