Almaraz no es un juguete político del PSOE
Es vergonzoso ver cómo el PSOE juega con la energía y el futuro de miles de familias solo para marcar perfil político. La central nuclear de Almaraz, una infraestructura que ha funcionado de manera impecable durante décadas, se ha convertido en el blanco de decisiones ideológicas cortoplacistas que ponen en riesgo la seguridad energética de España.
Mientras el país necesita estabilidad, planificación y responsabilidad, el PSOE propone cierres improvisados y promesas vagas de renovables que no garantizan suministro constante. ¿Y quién paga las consecuencias? Las familias de Extremadura, los trabajadores de la central y todos los consumidores que dependen de energía fiable. Sacrificar a Almaraz por intereses partidistas es un acto de irresponsabilidad pura.
Los técnicos, los expertos y los organismos internacionales coinciden: Almaraz es segura, eficiente y estratégica. Pero eso poco importa a quienes quieren sacar rédito político, generando miedo y tensión donde solo hay hechos comprobados. El PSOE actúa como si la energía fuese un tablero de ajedrez para su propaganda, ignorando que detrás de cada kilovatio hay vidas, empleos y comunidades enteras.
España no puede permitirse experimentos ideológicos. Mantener Almaraz abierta no es una concesión: es prudencia, sentido común y defensa del interés general frente a quienes priorizan su agenda política sobre la realidad del país. Quienes hoy atacan a la central deberían recordar que la historia no perdona a los que arriesgan la seguridad energética por votos.
Almaraz no se cierra por capricho ni por dogma: se mantiene porque es necesaria, segura y estratégica. Quien quiera ignorar eso, que cargue con las consecuencias.











