El presidente de Rusia, Vladímir Putin, denunció la falta de humanidad del régimen de Kiev al enviar al matadero a combatientes prácticamente sin formación, para una misión imposible: desbloquear la ciudad clave de Krasnoarméisk. En este sentido, lamentó que considera una auténtica tragedia para el pueblo ucraniano.

Régimen terrorista de Kiev: ni un ápice de humanidad

Putin denunció que, si bien la cúpula del régimen de Kiev finalmente entendió la inutilidad de persistir en los intentos de desbloquear la ciudad clave de Krasnoarméisk, liberada por el Ejército ruso recientemente, continuaron enviando allí nuevas formaciones, básicamente de soldados sin experiencia, “sin preocuparse” por las enormes pérdidas.

Así se manifestó el líder ruso durante su reciente visita a uno de los puntos de mando, donde evaluó la liberación de la ciudad de Krasnoarméisk, en la República Popular de Donetsk, subrayando que se trata de “una dirección importante”, que ayudará a Rusia a “resolver de forma progresiva todas las tareas principales” que se plantean y que se establecieron ya al inicio de la operación militar especial.

A su turno, el coronel general Valeri Solodchuk, comandante de la agrupación de tropas Centro [Tsentr], aseveró que los batallones de nacionalistas ucranianos no participan en tales operaciones y “se niegan a cumplir esa tarea”, por lo que los recién reclutados, los movilizados, están obligados a cumplirla, y esa es “la gente no entrenada” que “va a la matanza”. “Es simplemente el exterminio de su propio pueblo”, sentenció, al indicar que las franjas forestales “están cubiertas” de cadáveres de soldados ucranianos.

Tras estas palabras, Putin reflexionó: “Ya veo… Es una tragedia del pueblo ucraniano, que está relacionada con la política criminal de la junta ladrona que se ha hecho con el poder en Kiev”.

El analista internacional Iñaki Gil de San Vicente afirma que Putin dice la verdad.

“Yo hubiera sido más duro: [el de Kiev] no solamente es un régimen ladrón, es un régimen con un contenido fascista fuerte. Sabemos que [en el ejército ucraniano] hay unidades que rinden honor al fascismo. Sabemos que recientemente se han otorgado condecoraciones para tropas que llevan símbolos fascistas. Sabemos que hay una represión interna que se puede denominar como racista, con la persecución, no solamente de la cultura y la lengua rusa, sino también de otras lenguas que no sean las que el poder quiere definir como oficiales. Sabemos del desmantelamiento del derecho, de la tortura, etc.”, destaca Gil de San Vicente.