El último Barómetro político del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) confirma que Cataluña no tiene remedio
Andrés Palomares.- El último Barómetro político del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) dibuja un escenario completamente distinto al surgido tras las elecciones catalanas de 2024. La principal novedad es el ascenso fulgurante de Aliança Catalana (la formación de extrema derecha independentista que ha crecido por su duro discurso contra la inmigración y el islam) que pasaría de los 2 escaños actuales a una horquilla de 19-20 diputados, un salto sin precedentes que la situaría en un empate técnico con Junts, formación que caería de los 35 escaños obtenidos en mayo a las mismas cifras de Aliança.
Si estas encuestas reflejan la verdad, confirman que Cataluña no tiene remedio: nada cambia de fondo. Pero son sólo un sondeo, y encima a cuatro años vista de las próximas autonómicas (2029). De aquí a entonces puede pasar de todo. Las encuestas valen lo que valen: casi nada. Cambian cada semana, alimentan tertulias, cotilleo político y parloteo de bar, que en España han sustituido al debate serio sobre los problemas reales. Lo único que cuenta serán los votos cuando lleguen las urnas.
Aun así, la encuesta sí tiene interés: captura una fotografía exacta del estado de ánimo actual y señala tendencias reales en este preciso momento.
Lo más relevante, sin duda, es el ascenso de Aliança Catalana. El sondeo le otorga un salto espectacular: de 2 a unos 20 escaños. Habrá que ver si se confirma, claro; eso solo lo dirán las urnas dentro de varios años (salvo adelanto electoral). Pero incluso si el crecimiento real fuera mucho más modesto, seguiría siendo muy significativo: duplicar o triplicar representación (de 2 a 4-6 escaños) ya supondría un cambio notable y merecería atención. El fenómeno está ahí y va en aumento.
Cuando digo que «Cataluña sigue igual» (si se confirman estos resultados o al menos la tendencia), me refiero a algo evidente: Aliança Catalana introduce un discurso antiinmigración y antiislam dentro del independentismo, pero sigue siendo un partido separatista. No altera en absoluto el panorama político de fondo.
El rechazo frontal a la inmigración masiva y a la islamización ya existía en Cataluña: lo encarnaba Vox en exclusiva. La realidad, tozuda, ha obligado al independentismo a asumir esa misma postura y adaptarse. El resultado es que el nicho que hasta ahora era patrimonio exclusivo de Vox ahora también lo disputa un partido independentista.
En resumen: misma fragmentación, mismos bloques, sólo que ahora el separatismo también compite en el terreno antiinmigración e antiislam. El tablero es idéntico; solo han cambiado algunas casillas de color.
Aliança Catalana nace precisamente porque un sector del independentismo catalán ha acabado reconociendo los riesgos de la inmigración masiva y del islamismo expansivo, pero no podía sumarse a Vox al considerar este partido «españolista». El sentimiento antiespañol que impregna el separatismo catalán exigía, por tanto, una formación propia que combinara el rechazo frontal a la inmigración y al islam con la defensa de la identidad catalana independiente. En la práctica, sin embargo, el discurso de Aliança Catalana en materia de inmigración e islam es prácticamente indistinguible del de Vox.
Aliança Catalana es el resultado lógico del despertar de una parte del independentismo ante la amenaza de la inmigración masiva y del islam demográficamente avasallador. Como estos independentistas seguían siendo ferozmente antiespañoles, no podían militar en Vox. El catalanismo identitario necesitaba su propio partido antiinmigración y antiislam. En la práctica, su discurso sobre estos temas es idéntico al de Vox; solo cambia la bandera.
Cataluña por lo tanto no ha cambiado: aparece un partido independentista que copia el discurso antiinmigración y antiislam de Vox porque la realidad lo ha impuesto. El nicho ya no es exclusivo de Vox, pero los bloques siguen siendo los mismos: independentistas contra constitucionalistas. Sólo que ahora algunos independentistas también son antiinmigración e antiislam. El fondo no se mueve.
Un último apunte (a modo de anticipo de una reflexión más amplia). Hay quien, sin ser separatista ni antiespañol, se entusiasma con Aliança Catalana fingiendo no ver el antiespañolismo radical de la formación y de su “lideresa”. El miedo —muy justificado— a la inmigración masiva descontrolada y al avance del islam parece haberles nublado el juicio. Confunden aliado con enemigo y aplauden a quienes los desprecian abiertamente, los equiparan a los «invasores» y los incluyen en el mismo saco que a los extranjeros (especialmente musulmanes) a los que dicen combatir. Terminan, en definitiva, jalando del carro de quienes los consideran colonizadores en su propia tierra.
Curioso espectáculo: españoles de bien aplaudiendo a una líder que los odia y los equipara a los invasores musulmanes que dice rechazar. El pánico a la inmigración les ha hecho perder la brújula: celebran a quien los señala como parte del problema y los expulsa simbólicamente de Cataluña, antes de poder llevar a cabo su sueño húmedo de hacerlo de verdad algún día.
También vale la pena detenerse en el contraste: Vox es demonizado sin piedad por todo el aparato mediático y político nacionalista catalán; recibe insultos diarios, acusaciones de fascismo y campañas de acoso. Aliança Catalana, en cambio, es tratada con guante de seda: algún mohín de circunstancias, un par de críticas tibias que nadie se cree y, en el fondo, un cariñoso «son de casa nostra». Con regañarlos un poquito ya queda salvada la cara.
Porque, claro, el racismo, la xenofobia y la intolerancia sólo pueden ser cosa de los españoles. Los catalanes, hijos de Guifré el Pilós y de Jaume el Conqueridor, sin pecado concebidos y libres de todo mal, están genéticamente vacunados contra esas taras. Hasta ahí podíamos llegar. Los catalanes de pura cepa no pueden ser racistas o fachas ni por error. Sería ofender a los antepasados.












Muy buen artículo que da en el clavo y dice las verdades del barquero
España ha de estar unida para ser. La historia nos demuestra que la division en bandos políticos no es bueno ni la división territorial como pasa con la nefastas autonomías.de ahora Todos: ¿qué hay de lo mío? Nadie lucha por lo común, lo que nos une y nos hace más humanos y más hermanos
Me da igual que los separatistas sean de derechas de untraderechas de izquierda o ultraizquiera. Todos tienen la piqueta a punto para derribar a España y hundir a los españoles.
Alianza Catalana Además de separatos son racistas con el resto de los españoles.. Vaya gente–
Al “bon vivant” catalán que tiene casa, coche pagados, cobra un par de alquileres, máximo de pensión si está jubilado y tiene los hijos colocaditos de médicos o en el extranjero, solo le interesa el separatismo. Todo lo demás (como la invasión) no existe para ellos.
Pues estos pseudo.catalanes, que con su pan am tomaquet se lo coman