García Ortiz ascendió al Supremo a la nueva fiscal general por su defensa cerrada del ‘solo sí es sí’
El ya ex fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, cerraba el año 2024 con una nueva hornada de nombramientos de fiscales, unos días antes de conocerse el resultado del volcado de su teléfono móvil, en manos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, en aquel momento clave para la causa en la que ha sido condenado por el Supremo, por un delito de revelación de datos reservados. García Ortiz se sentaba el 19 de diciembre del año pasado, a las 09.00 horas, al frente del que era el último Consejo Fiscal (CF) del ejercicio y en el que García Ortiz ascendió a la que será su sucesora como titular del Ministerio Público, Teresa Peramato.
Así las cosas, como adelantó en aquel momento, García Ortiz decidió cubrir una de las cuatro jefaturas de Sala de la Sección Penal que había vacante en el Supremo tras la salida, por jubilación, de la fiscal Pilar Fernández Valcarce, con un perfil afín, procedente de la Unión Profesional de Fiscales (UPF). La hasta entonces fiscal de Sala coordinadora de Violencia sobre la Mujer, la salmantina Peramato, a la que un tiempo atrás ya había ascendido a la máxima categoría del escalafón.
A favor de Peramato, considerada en el seno de la Fiscalía como una «integrista ideológica» en la materia, jugó su defensa pública de la Ley del ‘sólo sí es sí’ como una norma «buena» que permitiría a los Tribunales proteger a las víctimas más y mejor que de lo que se hacía con el Código Penal antes de la reforma. Un texto que, cabe recordar, que permitió la excarcelación anticipada de violadores y pederastas condenados por delitos muy graves en nuestro país, lo que obligó al Gobierno a retocarla, tras la alarma social generada y la evidencia práctica de sus consecuencias reales.
Sin embargo, la fiscal Peramato consideró, en línea con las directrices de García Ortiz sobre la norma, que la ley ofrecía «muchísimas posibilidades para proteger más a las víctimas que la legislación anterior porque centra precisamente la respuesta en la ausencia de un consentimiento expreso y libre».
En relación con el nuevo puesto para el que partía como favorita, la salmantina se midió con otros veteranos compañeros que, según contaba este diario, la superaban en antigüedad y con trayectorias muy reseñables. Peramato se impuso a Isabel de las Cuevas, Álvaro Redondo, Ángeles Garrido y Rafael Escobar (que era el único por detrás de ella entre los peticionarios de la plaza).
García Ortiz ya había suscitado importantes y agrias polémicas en la elección de otros fiscales, como parte de la política de nombramientos iniciada por Dolores Delgado y que ha blindado a numerosos fiscales de la UPF, en la cúpula de la Carrera, en detrimento de los criterios de mérito y capacidad.











