Carta abierta a la señora Irene Montero y su famosilla que no inmortal cuchipandi
Mariano Gomá.- Sra. En eso de medrar son ustedes los/as/es campeonas/os/es del mundo por su arte y buen hacer en una cancha donde juega lo peor de lo más malo y donde ha destacado notablemente su buena preparación técnico-amatoria-seductiva, sus dotes de persuasión vestida de feminismo y su capacidad de vivir del cuento cobrando de los demás entre sábanas blancas y residencias de lujo.
Hay que reconocer que han conseguido ustedes que todo el mundo las conozca sentaditas en sus poltronas y coche oficial con guardaespaldas, viajando a sus comprillas en aviones del Estado o en business a Bruselas a pasear su ministerio o su credencial de eurodiputada. Es verdaderamente sorprendente esa capacidad de mezclar el glamour y la higiene con el rabioso improperio de insulto y grito incluido hasta enseñar al respetable sus excelentísimas amígdalas y afilada dentadura.
Pero miren ustedes/as/os. Quizás han conseguido con tanto esfuerzo ser medianamente famosas/os/es, pero jamás conseguirán ser inmortales/os/as, pues han confundido la inmortalidad con la simple pequeña fama.
Primero: Para alcanzar la inmortalidad uno tiene que haberse muerto y eso casi nunca lo piensan los aspirantes a inmortal, siendo simples, famosos o conocidos en mayor o menor grado. Además, los verdaderos inmortales jamás han llegado a saber que lo son, pues han muerto sin la más mínima sospecha de que iban a serlo y los que se lo creen en vida muerden el suelo de forma estrepitosa.
Segundo: Créanme que además ser inmortal es un asco porque solo sirve para que se forren los mortales a su costa y son utilizados para que se lucren los demás. Es un consejo para que caiga del guindo la cuchipandi oportunista repleta de personajillos/as/es que se aprovechan de la debilidad coyuntural de nuestro país.
Tercero: No se engañen, pues su aparición en la escena mediática practicando la danza de los siete velos y pasando del gallinero al teatro sin formación política o profesional alguna, se deslumbra por la fama de la prensa o la televisión. Tienen que entender que es una candidatura engañosa y malentendida para la inmortalidad, pues su momento es tan efímero que les hará desaparecer con un leve soplido de viento y volverán al gallinero, eso sí, con las plumas limpias y perfumadas a nuestra costa.
Cuarto: Pertenecen ustedes/os/as a aquella lamentable lista de conocidos y famosillos aspirantes a la inmortalidad que por no saber no saben hacer ni la o con un canuto y viven sobre falsas tesis doctorales, másters, plagios, grabaciones escandalosas, desmesura en beneficios, impostadas elegancias y excesos de afeites y peluquerías, cultivando así el desprestigio político y social en lugar de atacar los auténticos problemas del país, su integridad territorial y su necesario protagonismo internacional.
Quinto: Ser simplemente famosillos lo han conseguido algunos/as/es de su banda al tener cierta formación, alcanzando ministerios que destrozar en nuestra imagen interior como exterior, responsabilidades malignas para destruir el Estado de derecho, chulos de espectáculo en sillones del congreso odiadores de España o asesinos declarados, eso sí cobrando todos ellos de la mamá patria o matria porque qué más da. Y esa escoria es la aventajada del basurero de donde salen todos ustedes.
Sexto: Señoras/es/os de la cuchipandi, deben entender que los ciudadanos de a pie, los votantes son muy crueles y en cuanto empiecen ustedes a oler a podrido los van a abandonar, rematar si es preciso y enterrar profundamente si es posible boca abajo. Háganse cargo de que la gente no perdona, la sociedad traga, consiente irresponsablemente, aguanta pacientemente cuchipandis como la que usted Sra. Montero encabeza, no odia como odian ustedes, el ciudadano aspira a sobrevivir, llegar a fin de mes, a disfrutar de la máxima y mejor calidad de vida soportando el sufrimiento de que anden sueltas gentes como ustedes en nuestro panorama político pero cuidado, cuando se llega al límite no tendremos piedad y entonces pasen quizás ustedes a la inmortalidad aunque nunca lleguen a saberlo. Lo dicho.
*Mariano Gomá es presidente del Foro España Cívica












Viven muy bien del cuento mientras dura. Y como el amor, dura lo que dura dura.
Nunca de tan poco se hizo tanto.
Estas heces, no deberían permitir que lleguen a tener poder político alguno.