Todos queremos olvidar la pandemia. Borrarla de nuestras mentes. Hemos pasado esa página en la esperanza de que aquel doloroso paréntesis sea un mal recuerdo. Pero el olvido es sólo un estado de ánimo. Lo importante es extraer las lecciones de lo que falló en aquellos días. Y, sobre todo, poner el remedio para que los errores no vuelvan a repetirse llegado el caso de otra alerta de salud pública.

El caso Koldo-Ábalos y la trama de comisionistas es la confirmación de que España tuvo en el ministro Salvador Illa al peor gestor de la pandemia de todo Occidente. Illa, ministro de Sanidad por accidente, no solo falló en el diagnóstico de la amenaza que representaba el covid-19, sino que también sabemos que sus contratos para la compra de material sanitario fueron un fiasco que sólo beneficiaron a lo peor de cada casa.
Cuatro años del confinamiento
Illa tuvo en Fernando Simón a un Sancho Panza de Hacendado que sigue incomprensiblemente al frente de las alertas sanitarias en España. Un tipo que semanas antes del estallido de la pandemia y cuando los hospitales advertían ya de una situación insostenible, se dedicaba a dar entrevistas diciendo que habría algunos casos y pelillos a la mar.

Esto ocurrió en España y hay que recordarlo cada día. El día de la manifestación del 8-M de 2020, varias ministras aparecieron con guantes de látex en la manifestación del Día de la Mujer en un escándalo descomunal. Sabemos que operó la política en aquellos días. Y que por alguna razón incomprensible y que nadie ha explicado, el Gobierno y sus terminales optaron por tratar el covid-19 como una gripe menor e ignorar lo que estaba pasando en China y en Italia.

En junio del 2020, Sánchez anunció que una comisión de expertos haría una evaluación independiente sobre el comportamiento del Sistema Nacional de Salud durante la pandemia. El informe tardó años en llegar, pero se hizo público en abril del año pasado.

Cuatro expertos firmaron un documento que seguro no es perfecto, pero señala algunos de los errores y ofrece posibles soluciones. Casi cuatro años después del confinamiento, el Gobierno ha caminado justo en el sentido contrario de algunas de las propuestas del informe al tener que ceder y ceder permanentemente espacios a los independentistas por las servidumbres de los pactos que mantienen a Pedro Sánchez en La Moncloa.

La responsabilidad de Salvador Illa

Uno de los puntos de la evaluación se centra en la compra de material sanitario, hoy objeto de una investigación judicial. La petición de los expertos es un marco legal claro y suficiente que dé seguridad jurídica en procesos como el de “compras urgentes de grandes volúmenes de materiales de protección”. Y reclama más mecanismos de coordinación para la compra centralizada.

Hoy sabemos que aquellas compras fueron una sangría aprovechada por unos pocos para hacer el negocio de sus vidas. Y la responsabilidad política recae en Illa. No puede ser que el ministro que estuvo al frente de la crisis acumule tantos desatinos y no pase nada. Las comparaciones son odiosas. Si otros dirigentes políticos no cayeron en esa trampa, ¿por qué él sí?

Todos queremos olvidar la pandemia. Todos sabemos que nuestros políticos vivieron un momento muy difícil. Y somos conscientes de la presión que vivieron aquellos meses aciagos. Por eso mismo, el escándalo de los comisionistas y la pésima evaluación del riesgo sanitario del coronavirus son errores graves que apuntan directamente a Illa. Que se vaya.