La fuerza la tienen los mercaderes del toreo
La cuadrilla del Búcaro.- Antaño la fuerza la daba la categoría del torero, que con su espada y su muleta se ponía en circulación y en dinero, y los apoderados de grandes empresas e independientes, que los había muy buenos, con los argumentos de su poderdante en el ruedo, firmaba los contratos, en época de muchos y muy buenos toreros y feroz competencia.
Los tiempos, para desgracia del aficionado han cambiado, y ahora la fuerza la tienen los mercaderes del toreo, dueños absolutos del sistema, gobernando plazas, ganaderías y representando a las supuestas figuras que luego colocan en sus cosos, cambiando piezas con sus colegas, sin competencia y compadreo de buenos vecinos.
La rivalidad en las alturas es relativa y sin espacios para los que van subiendo peldaños.
Roca Rey ha tenido que recurrir a la ilustre familia Lozano para gestionar sus asuntos, en una jugada de habilidad sibilina, dejando a Daniel Luque desubicado de la mesa central del banquete. Doble jaque, pues no lo sé. Los amores eternos del pasado no casan bien en la era moderna. Con el hermano, seguramente, las cuestiones de despacho serían más espinosas que con una Casa grande como los Lozano.
Y Luque, compuesto y sin novia, tiene que recurrir a la alianza Chopera/Mexicana, que aunque en horas bajas y con un imperio en ruinas, tiene su peso en el convite. Está claro que en los tiempos actuales funcionar por libre es casi imposible y produce sudores fríos. Los triunfos de una temporada nuevamente importante no sirven de nada sin un representante del monopolio cerca tutelando.
Se sostiene Manzanares, fijo en las programaciones, sin cortar una oreja de peso en el último lustro, gracias a su poderoso jefe Matilla. Talavante, con más sombras que luces, lidera el escalafón bajo el manto del productor francés.
Luego están los apoderados satélites, sucursales de los dueños del toreo, que colocan a los suyos, toreros del primer nivel, pero un escalón más abajo, facturando sin olvidar la mano que mece la cuna. Estoy esperando donde recala De Miranda si quiere torear bastante, y esos jóvenes, nuevos o que deslumbraron en su dia, pero acabaron olvidados después de pasar un rato con Matilla y Casas. Lo que no se rentabiliza rápido no interesa cuando hablamos de futuras promesas del toreo. La paciencia para ir a pescar y poco más.
Está todo tan bien montado que los cuatro de la mesa seguirán llevándose la pasta cruda y los toreros seguirán siendo empleados, supongo que bien pagados, pero muy lejos de aquellos monstruos del toreo, que con una temporada buena compraban cortijo y Mercedes. Todo atado y bien atado, y a pasar por el aro.
Con Morante retirado el juego de tronos es más previsible y controlado. Mover fichas para que nada cambie, aunque lo de Luque ha sido de cornada fuerte, aunque me lo vistan de azul turquesa. Y un olé de corazón para los que siguen peleando por libre y dueños de su hambre. Que alguno queda.











