Revancha callejera
Juan Van-Halen. – En alguna ocasión recordé que fui ponente en el Senado, junto a Alejandro Muñoz Alonso, de la ley de Memoria Histórica, aquel invento de Zapatero que no figuraba en su programa electoral. Por quien podía se nos aseguró que sería la primera ley que se derogaría tras un cambio de Gobierno. Luego nada. Muñoz Alonso murió con la sensación de haber sido engañado. No pierdo ocasión de recordarlo. La derogación de aquel despropósito legislativo hubiese ahorrado algunos disparates pese a que un engendro mayor, la ley de Memoria Democrática de Sánchez, llegase después.
Al radicalismo izquierdista, desde el sueño de ganar contra el tiempo una guerra perdida, le sedujo el cambio en los callejeros, como si con ello se borrasen biografías o presencias históricas. Pura ignorancia. Ya en 2006 Izquierda Unida pidió en la Asamblea de Madrid que se retirasen del callejero madrileño 136 nombres. No salió adelante. La llegada, en 2015, de Manuela Carmena a la alcaldía madrileña abrió el melón. Es sabido que Carmena es reconocida más por sus habilidades haciendo magdalenas que por su labor municipal.
En aquella lista revanchista se incluían nombres de intelectuales reconocidos. Las personalidades de la cultura son patrimonio común más allá de su adscripción ideológica. Es difícil justificar que personajes de la izquierda, a menudo de partidos manifiestamente antidemocráticos, merezcan más atención en el callejero madrileño que los de la derecha. La primitiva lista de calles a suprimir era muy extensa. Luego, ante protestas académicas y distintos equipos municipales, se aligeró bastante, pero la lista inicial dejaba clara su intención.
Entre los candidatos a ser depurados figuraban los escritores y académicos de la Lengua Juan Ignacio Luca de Tena, Agustín de Foxá, Eugenio D’Ors, José María Pemán, Azorín y Ramiro de Maeztu; el dramaturgo Pedro Muñoz Seca y el periodista Alfonso Rodríguez Santamaría, los tres últimos asesinados en el Madrid de la guerra; los escritores Josep Pla y José María Sánchez Silva; los ceramistas Francisco y Jacinto Alcántara, este académico de Bellas Artes; el pintor Salvador Dalí; los arquitectos Modesto López Otero y Pedro Muguruza y el compositor Joaquín Turina, los tres académicos de Bellas Artes y el primero también de la Historia; el jurista y académico de Jurisprudencia y Legislación José Castán Tobeñas; el inventor del autogiro Juan de la Cierva… Ese revanchismo contra la cultura, en parte corregido, se disfrazó de justiciera «memoria histórica».
Para que en la revancha no faltase la Iglesia, en aquella primera lista se incluyeron el obispo e intelectual Leopoldo Eijo y Garay, académico de la Lengua desde 1927 y de Ciencias Morales y Políticas desde 1932, y el padre Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana y Santo desde 2003, asesinado en 1936. También numerosos mártires: plaza de los Mártires, calle de las mártires Concepcionistas, calle de los mártires de la Ventilla, y avenida de los mártires Maristas; su «franquismo» fue ofrecer la vida por su fe; asesinados a principios de la guerra no participaron en ella. Aunque en su mayoría no fueran eclesiásticos, se pidió suprimir la calle Mártires de Paracuellos. Al final, aquella lista se revisó.
Otras curiosidades: A la calle comandante Zorita se le borró el grado militar, ignorando que se trata del primer aviador español que rebasó la barrera del sonido. En Sevilla retiraron la calle al general Merry, héroe de la guerra de Cuba, confundiéndole con un general posterior del mismo apellido, y se dedicó la calle a Pilar Bardem; en 2012 cambió nuevamente su nombre, a petición de los vecinos, por el de Nuestra Señora de las Mercedes. También fueron casos chuscos la petición de retirar en Alcalá de Henares la calle del teniente Ruíz, en Alicante la calle Luceros, en Cáceres el yugo y las flechas de un escudo de los Reyes Católicos, y en Madrid la calle comandante Franco, que era Ramón Franco, aviador del ‘Plus Ultra’, izquierdista, que fue diputado de ERC. Otro caso incomprensible: la supresión de la calle Batalla de Brunete, la más sangrenta de la guerra, en recuerdo de los 37.000 españoles, 20.000 republicanos y 17.000 nacionales, muertos en ella. La ignorancia es implacable.
El pasado 21 de octubre me referí a la sentencia del Tribunal Supremo contra la retirada de la Medalla de Oro de la Diputación de Sevilla a José Utrera Molina, ejemplo de coherencia y bondad. También suprimieron su calle sevillana con el voto favorable del PP. Me cuesta entenderlo. Luego alguien se extrañará de que se hable de funambulismo.
Hace poco más de un año, acogiéndome a mi condición de poeta, incluí tres sonetos en uno de mis artículos. Hoy reproduzco mi soneto dedicado a José Utrera Molina, víctima de la revancha callejera, desaparecido y admirado amigo:
Sobre su lucero
Honesto, responsable, biennacido,
trabajador, sin límite en su entrega.
Nunca buscó el talión ni la refriega,
solo por la traición se sintió herido.
Coherente en su lealtad a lo vivido,
que ni ha de ser cobarde ni se niega,
llegó sin mancha al tiempo de la siega
con el trigo más firme y más crecido.
La ingratitud y el miedo le negaron
esa verdad que en limpia lid alzaba,
por encima del tiempo, justiciero.
Y, ya con Dios, los ángeles tomaron
su mano, y tuvo al fin lo que esperaba:
la eterna guardia sobre su lucero.
A la memoria de José Utrera Molina
La bondad, la inteligencia, el trabajo y la coherencia merecen reconocimiento más allá de los avatares políticos.
*Juan Van-Halen es escritor y académico correspondiente de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando













Mi padre qepd conoció personalmente a D. José Utrera Molina, se entrevistó con él por asuntos de trabajo y vecinales varias veces, no muchas. Recuerdo que hablaba muy bien de D. José Utrera. Siempre habló muy bien de él. Fue mi primer testimonio de que los “fachas” no eran malos. Luego conocí falangistas importantes aquí en Sevilla, también gente de FN, etc… La verdad gente estupemda. Sabían que yo era un heterodoxo comunista en mi juventud. Siempre me respetaron, porque yo era dialogant no invasivo, no dogmático. Mi enemigo no era Franco, que tanto nos dió al puebllo. Mi enemigo… Leer más »