Sandra Peña: Una voz que lucha contra el dolor del bullying
Sandra Peña era mucho más que una persona; era un corazón que sentía con intensidad, que comprendía el dolor ajeno y que nunca podía quedarse indiferente ante la injusticia. Hoy, recordar su vida nos obliga a mirar de frente una realidad que aún hiere a muchos: el bullying.
Desde joven, Sandra entendió lo que significa sentirse diferente, lo que duele ser señalado, rechazado o menospreciado. Pero en lugar de dejar que ese dolor la quebrara, convirtió su experiencia en fuerza. Se convirtió en un refugio para quienes sufrían, una voz que decía “no estás solo” y un ejemplo de que la empatía y la bondad son formas de resistencia poderosas.
Sandra Peña sabía que las palabras hieren más que los golpes, y que una sonrisa, un gesto amable o una palabra de aliento podían cambiar por completo el día de alguien. Su vida fue una lección de valentía silenciosa: enfrentar el bullying no solo enfrentando a quienes lastiman, sino también abrazando con fuerza a quienes sufren.
Hoy, más que nunca, su historia nos recuerda que el bullying no es un juego, no es un rito de paso, y no es algo que deba normalizarse. Cada acto de crueldad deja cicatrices invisibles, pero cada gesto de solidaridad y amor puede ser un bálsamo que transforme esas heridas en esperanza.
Sandra Peña no solo nos enseñó a luchar contra el dolor, también nos enseñó a cuidar, a escuchar y a proteger. Su legado es un llamado urgente: levantar la voz, tender la mano y asegurarnos de que ningún niño, adolescente o adulto vuelva a sentirse solo frente a la crueldad.
Recordar a Sandra Peña es recordar que la bondad es una forma de valentía y que cada uno de nosotros puede ser un escudo contra el bullying. Porque, como ella nos mostró, incluso en la oscuridad más profunda, un corazón que escucha y que ama puede iluminar el mundo entero.












DEP la niña. En cuanto hay un caso de bullying, hay que sacar al crío del cole, hasta que se aplique un protocolo de protección aunque sea cautelar. Tendré presente a esta niña en mis oraciones.