Vuelve Luis Fernando Sánchez para apoyar a la Academia Taurina de Aguascalientes (México)
A sus 64 años, fuerte, maduro, muy en forma, y, sobre todo, jovial, Luis Fernando Sánchez vuelve para torear el festival de calaveras en la Monumental de Aguascalientes (México), el próximo sábado uno de noviembre. Sus triunfos históricos como aquel de hace 20 años, cuando les cortó el rabo a sus dos toros, al lado de su hermano Ricardo y los hermanos Fermín y Miguel Espinosa ‘Armillita’, en 1985.
Sus faenas inolvidables que le dieron un sitio privilegiado en la Monumental de Aguascalientes, al lado de figuras como Manzanares padre; el querido Capea, por mencionar a algunos; lo colocaron como un torero de gran trascendencia durante las dos décadas justas que duró su carrera, iniciada en el ruedo del coso hidrocálido en 1983, y culminada ahí también con sus últimas dos orejas y salida en hombros en el 2003.
Luis Fernando vuelve el próximo sábado, porque es agradecido, porque así es su naturaleza, porque es torero y ahora con más razón, como uno de los maestros de la Academia que quiere ‘seguir aportando y predicar con el ejemplo’, señaló.
‘Compromiso, constancia, trabajo, esfuerzo y corazón hacen que las cosas sucedan. Llegar a la cima, triunfar y ser torero es más difícil que vivir de cualquier otra profesión, por eso se requiere lo doble o lo triple de trabajo’, agregó, ilusionado, el aguascalentense al que llamaron en algún tiempo ‘El Torero de la Onza’.
El sábado próximo encabeza el cartel de gala en el festival, donde están anunciados los triunfadores Borja Jiménez, Jesús Enrique Colombo, Miguel Aguilar, Marco Pérez y el rejoneador Emiliano Gamero, con novillos de diversas ganaderías.
El maestro, quien no solamente toreaba muy bien, sino que tenía raza para pelar las palmas, aceptó que a él le hubiera gustado, en sus inicios, contar con una academia como en la que ahora les comparte sus secretos a los niños aspirantes, que, por cierto, lo quieren bien. ‘Pero lo que no nos faltaba era la garra, la determinación, el hambre, el profesionalismo y el querer ser toreros’, reconoció.
Tras los 22 años de la última vez que vistió de torero, Luis Fernando ha vuelto a los entrenamientos, a los nervios, a que le suden las manos y a tener una convicción, a querer triunfar como muchas tardes en esa plaza emblema para él. Pero sobre todo hay algo que le ilusiona más.
‘Los niños y jóvenes de la academia, a los que ahora tratamos de enseñar, me regalan su energía y yo quiero corresponder obsequiándoles mi ejemplo, o al menos intentarlo. No importa la edad, cuando hay compromiso, se está en torero, una actitud, una profesión que se es toda la vida’, señaló.











