Coherencia identitaria frente a servilismo sanchista: Orriols pisa los talones a Junts en una reñida carrera por el liderazgo dentro de la derecha nacionalista catalana
Mateo Vidal.- Sílvia Orriols y su formación Aliança Catalana suponen una amenaza tangible para Junts per Catalunya. No se trata sólo de competencia electoral, sino de una competencia que ataca el espacio político, el discurso y el perfil de Junts:
Un espacio de la derecha independentista que antes Junts monopolizaba, ahora se abre.
Un discurso más identitaria y antiinmigracionista que seduce a una parte del electorado que ya no se identifica con la gradualidad o el perfil “moderado” de Junts.
Las críticas de Orriols a la islamización de Cataluña le granjea cada vez más adhesiones entre los votantes tradicionales del nacionalismo post convergente.
Otra tensión estratégica para Junts la constituye su apoyo al Gobierno corrupto de Sánchez, una postura que encuentra una creciente oposición dentro de sus propias filas.
Para Junts, el desafío no es sólo electoral, sino también identitario: ¿qué representa Junts cuando fuerzas como Aliança Catalana le disputan la “marca” de la derecha independentista? ¿Puede Junts mantener su liderazgo sin perder su alma, o deberá transformarse para sobrevivir?
La relación entre Sílvia Orriols (y su partido Aliança Catalana) y Junts per Catalunya se define por una combinación de competencia y tensión estratégica dentro del espacio independentista catalán:
Por un lado, Orriols representa un actor emergente que capta voto identitario de derechas, lo que genera competencia directa con Junts.
La ambigüedad táctica de Junts respecto a Orriols ha provocado críticas internas y externas, y pone de manifiesto el desafío que la política catalana tiene en articular el “cordón” frente a nuevos actores de la extrema derecha independentista.
En definitiva, este conflicto es un reflejo de la fragmentación del espacio independentista, donde ya no solo se enfrentan “independentismo vs. constitucionalismo”, sino también diferentes modelos de independentismo —desde moderado hasta radical— con síntomas de competencia por el mismo espacio ideológico y electoral.
El crecimiento de Aliança Catalana
Según datos recientes, Aliança Catalana está recibiendo parte del voto que antes estaba en Junts: “un 41,7 % del electorado de Orriols había votado a Junts en 2021”.
En una encuesta del CEO se señalaba que Junts perdería cerca del 5 % de su electorado en favor de Aliança Catalana si se celebrasen ahora elecciones.
Un análisis indica que Aliança podría pasar de sus 2 diputados actuales a 10-11, mientras Junts caería de los ~35 a ~28-30.
Estos datos indican que Junts está viendo cómo una fuerza emergente le arrebata espacio político dentro del independentismo, especialmente en el ala más identitaria o de derechas.
La propuesta de Orriols se caracteriza por puntos que no son centrales en Junts o que Junts aborda con mayor moderación:
Orriols ha criticado a Junts por pactos y acuerdos que considera blandos respecto a inmigración, sobre todo la islámica: “La diferencia entre Aliança Catalana y Junts es que nosotros queremos cerrar fronteras y expulsar irregulares… y Junts las quiere para gestionar, consolidar y ampliar el desastre.”
Su discurso identitario e incluso confrontacional genera una estética atractiva para un perfil de votante que busca una alternativa más “duro” dentro del independentismo.
Así, compite directamente con Junts por el voto de personas que se sienten decepcionadas con la gradualidad o moderación de Junts y que buscan un cambio más radical.
Junts se ha visto en la tesitura de tener que decidir: aislar a Aliança Catalana (lo que implica definirse claramente frente a la derecha radical) o mantener cierta ambigüedad para no perder votos que podrían migrar.
Un ejemplo: en Ripoll, Junts decidió no apoyar una moción de censura contra Orriols, aludiendo a que “es inviable”. Esto fue interpretado como una señal de debilidad o de complicidad política.
Si Aliança Catalana continúa creciendo como vaticinan las encuestas, podría convertirse en la referencia de la derecha independentista de derechas, lo que relegaría a Junts a una posición secundaria o desplazada en ese espacio. Esto implicaría, para Junts, una revisión de su estrategia y discurso para recuperar o retener ese electorado.
Junts ha afirmado que no pactará con Aliança Catalana “con personas que azuzan el odio entre catalanes” según declaraciones de su dirección.
Pero al mismo tiempo, la presión electoral puede empujarles a flexibilizarse. Si Junts cede espacio o colabora, puede sufrir pérdida de credibilidad. Si se mantiene firme, puede seguir perdiendo votos.












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