No se puede ser cristiano y votar a Sánchez
La jerarquía católica española no lo dice por cobardía y miedo a perder dinero y privilegios, pero es su deber predicar en los púlpitos de todas las iglesias de España que no se puede ser cristiano y votar a Pedro Sánchez.
La incompatibilidad del cristianismo con el socialismo está fundada en vicios genuinos sanchistas como la corrupción, el abuso de poder, la promoción del odio y la división, la codicia, que le lleva a esquilmar al pueblo con impuestos abusivos, el apoyo a la delincuencia, la injusticia, el ataque frontal a la familia, la promoción del aborto, la cultura de la muerte y el asesinato de bebés, y decenas de políticas y prácticas frontalmente contrarias al mensaje de Cristo y a la fe cristiana.
Pero la incompatibilidad mayor es el concepto de libertad. Mientras Dios creó al hombre libre, incluso para hacer el mal, el socialismo busca el control de los cuerpos y las mentes, la prohibición, el intervencionismo y convierte la sociedad en una fábrica de esclavos.
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Al igual que ocurre en la política, donde los peores son los dirigentes, los peores en la Iglesia son sus pastores, sacerdotes y obispos, empeñados en mutilar la verdad y tergiversar el mensaje de Jesús.
La cobardía de la Iglesia Católica y su miedo a perder privilegios están contribuyendo al retroceso importante de la religiosidad en España y, concretamente, al descenso drástico del número de cristianos practicantes.
Es un hecho incuestionable y científicamente demostrado que el sanchismo es hostil con la religión y demuestra a diario ser enemigo de la fe cristiana.
Votarlo en las urnas es toda una traición a la fe y un “pecado” de enorme gravedad porque representa una apuesta consciente por lo contrario de lo que Cristo predicó.
El catolicismo prioriza temas como la vida, la familia y la moralidad pública. La corrupción se considera, en la doctrina católica, un “pecado social” grave (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1869), ya que daña el bien común y fomenta la injusticia.
Las “hazañas” corruptas que rodean el sanchismo, incluyendo a la familia y a los principales colaboradores del presidente, violan el séptimo mandamiento (“No robarás”), el octavo (“No mentirás”) y el principio de justicia social (Gaudium et Spes, n. 26). Teólogos como el obispo Juan Antonio Reig Plá (2014, pero vigente) han calificado partidos con corrupción endémica como “estructuras de pecado”, incompatibles con la fe.
Numerosos críticos católicos ven en el sanchismo una “cultura de la mentira y el secreto” que traiciona también la transparencia evangélica (Mt 5,37).
La Iglesia defiende la familia como una “iglesia doméstica” (Lumen Gentium, n. 11), basada en el matrimonio heterosexual indisoluble. Críticos ven en el PSOE y su defensa un sesgo ideológico (“ideología de género”) que debilita todo el concepto cristiano de familia.
La política del PSOE con respecto a la familia viola el cuarto mandamiento (honrar padre y madre) al no priorizar la familia como célula básica (CIC, n. 2207-2208). Sectores conservadores (e.g., obispos como Munilla) ven esto como un “ataque” a la antropología cristiana.
Para la Iglesia, el aborto es “un homicidio grave” (CIC, n. 2271; Evangelium Vitae, n. 62). Toda ley que lo permita es “injusta” y no obliga en conciencia (n. 73). Hay casi 100.000 abortos al año en España, lo que además de ser pecado grave contra la vida, que es sagrada, destroza la estructura social y oscurece el futuro.
Votar por partidos que defienden aborto es “cooperación remota” con el mal, pero si lo promueven activamente, es también “pecado grave” (Doctrina Social, n. 384).
A pesar de todo esto, la Iglesia Católica española además de guardar un silencio cómplice y cobarde en sus pulpitos, tiene en su seno a sacerdotes que claramente defienden el derecho a abortar y al asesinato de bebés en gestación, lo que constituye un escándalo y una traición frontal a la fe y al mensaje de Cristo.
El descaro de los socialistas españoles y su enemistad con Jesucristo es evidente, pero su cinismo y aberración alcanzan la cumbre cuando se jactan de tener una corriente interna de socialistas cristianos llamada “Grupo Federal Cristianos Socialistas PSOE”, lo que constituye una estafa y una hiriente contradicción esencial.
Las traiciones de la Iglesia Católica y sus profundas contradicciones exigen que la Iglesia se someta, con la misma urgencia que los peores partidos políticos, a procesos de regeneración y limpieza, necesarios e imprescindibles para hablar en nombre de Dios y defender con pureza y acierto la fe cristiana.
Hay otras decenas de atentados sanchistas contra la cultura y la fe cristiana, como el apoyo a los ladrones de viviendas (okupas), la inmigración descontrolada que potencia la delincuencia, la desigualdad en el reparto de los bienes y servicios públicos y un largo etcétera de iniquidades e injusticias. Incluir y analizar toda la lista de bajezas sanchistas contrarias a Jesús requeriría el espacio de una tesis doctoral, por lo menos.
No existe una prueba más potente de que el socialismo es contrario a Cristo que contemplar la vida en Cuba, donde los socialistas que gobiernan son causantes de todos los males imaginables a su pueblo, desde el hambre a la esclavitud, la pobreza, la represión, el miedo, la tortura y hasta la muerte.












El socialismo, sigue condenado por la Iglesia y los anteriores papas, buenos. Lo mismo que el comunismo, y la masonería. Además hay una carta de Ratzinguer, Benedicto XVI, en la que dice que los “católicos”, que votan por candidatos o partidos abortistas, no pueden comulgar. Cosa que muchos malos sacerdotes, incumplen, pues en los pueblos, donde se sabe quien es del PSOE y los otros partidos abortistas, incluso alcaldes y regidores de partidos abortistas, algunos comulgan y el padre que los conoce, no les dice nada, ni les niega la comunión, cometiendo un sacrilegio y con el beneplácito del mal… Leer más »