Patricio Miguel Madero: el pianista mexicano que lleva el jazz a las alturas con Elevator Beach
Desde los acordes más íntimos hasta los ritmos tropicales más audaces,
Miguel Madero Blasquez redefine el jazz contemporáneo. Su nuevo álbum, Elevator Beach, es un viaje entre el Caribe, Boston y México. Una historia que suena tan fresca como el mar que la inspira.
Desde su piano, Madero teje una narrativa donde el jazz dialoga con los sonidos latinos y las emociones de quien busca su propio horizonte artístico. Su música no solo evoca imágenes: crea atmósferas que se mueven entre la nostalgia y la exploración.
Un pianista con alma de viajerot: Patricio Miguel Madero
Nacido con raíces mexicanas y formado en algunas de las instituciones musicales más prestigiosas del mundo —Berklee College of Music, Curtis Institute of Music y Boston Conservatory—, Patricio Miguel Madero Blasquez encarna el espíritu del músico moderno: técnico, inquieto y profundamente emocional.
Su residencia actual en Miami ha sido clave para forjar su identidad sonora. Allí, entre la energía multicultural y la influencia de los ritmos caribeños, comenzó a construir el proyecto que más tarde daría forma a Elevator Beach.
En entrevistas y publicaciones musicales en su canal de Youtube, se describe como un artista que “busca traducir paisajes en melodías”. Y esa idea se siente en cada nota de su piano: cada tema es un retrato emocional, un reflejo de lugares vividos y soñados.
Madero no es un intérprete clásico del jazz: es un narrador sonoro, capaz de combinar precisión técnica con sensibilidad cinematográfica. Su estilo recuerda que el jazz, más que un género, es una conversación abierta con el mundo.
El sonido de Elevator Beach
Lanzado en 2025 bajo el sello BluePalm Records, el álbum de Patricio Miguel Madero Elevator Beach reúne 12 piezas que viajan entre la introspección y la celebración. Los títulos de sus canciones —Nada que ver, Tacos y tequila, Moonlight Sway, Caribbean Shade o Islands in Red— ya anticipan la diversidad de paisajes que el músico propone.
Cada tema tiene una historia. Nada que ver abre el disco con un ritmo contenido, casi meditativo, que pronto se transforma en una explosión melódica. Tacos y tequila es una declaración lúdica de identidad: una fusión entre el jazz urbano y los sonidos folclóricos mexicanos reinterpretados desde el piano.
En Moonlight Sway, Madero despliega su faceta más cinematográfica. Los acordes flotan con suavidad sobre una base rítmica tenue, evocando el movimiento del mar bajo la luz de la luna. Y Caribbean Shade introduce percusiones que recuerdan las noches cálidas de Miami, con un groove que invita a moverse sin perder la elegancia.
El álbum no busca impresionar con virtuosismo, sino conectar emocionalmente. “Cada canción es un instante que me recuerda de dónde vengo y hacia dónde voy”, ha comentado en sus redes. Esa honestidad atraviesa todo el proyecto.
Entre el jazz y el Caribe: Patricio Miguel Madero
La música de Madero vive en el punto de encuentro entre tradición y modernidad. Su piano bebe del legado de maestros como Bill Evans o Michel Camilo, pero también del calor de las calles latinoamericanas.
En Elevator Beach, esa fusión se vuelve natural: el swing clásico se mezcla con cadencias afrolatinas, bossa nova y matices electrónicos. Es una propuesta que no teme a la experimentación, pero que mantiene el alma acústica del jazz.
La crítica especializada ha descrito su sonido como “una brisa de verano con alma de club nocturno”. Y es cierto: hay algo libre, casi rebelde, en su manera de reinterpretar el jazz desde una identidad cultural mixta.
Escuchar Islands in Red o Pianoman A Tape es descubrir un universo donde el Caribe se encuentra con la improvisación moderna. En cada compás hay una intención clara: derribar fronteras entre estilos, culturas y emociones.
Más allá de su impecable ejecución pianística, Madero aporta algo esencial: una nueva narrativa para el jazz latino, donde la identidad no se explica, se siente.
Lo que viene para Patricio Miguel Madero
Con el lanzamiento de Elevator Beach, Miguel Madero Blasquez se abre camino en la escena internacional del jazz. Su presencia en plataformas como Spotify y Apple Music ha permitido que su música alcance audiencias en Estados Unidos, México, Europa y Sudamérica.
En Miami, prepara una serie de presentaciones en vivo con un quinteto de músicos latinoamericanos, buscando que cada interpretación sea una experiencia única. Su objetivo, según ha compartido, es “llevar el jazz a lugares donde no suele sonar, hacerlo cotidiano, hacerlo parte de la vida”.
A futuro, planea colaborar con artistas emergentes y explorar nuevos formatos audiovisuales para sus composiciones. También se ha mostrado interesado en el cine y la composición para documentales, un terreno donde su sensibilidad musical podría brillar con fuerza.
Su historia apenas comienza, pero ya resuena como la de un creador que entiende la música como un viaje y no como un destino. Y ese es quizás el secreto de su autenticidad: cada nota de su piano parece buscar un lugar en el corazón del oyente.
Cuando el jazz se abre al horizonte
Elevator Beach no es solo un disco: es una declaración artística sobre el poder del encuentro entre culturas, emociones y sonidos. Patricio Madero Blasquez nos recuerda que el jazz no tiene fronteras, que puede sonar tan mexicano como universal.
En una época donde los géneros se diluyen, su música propone una nueva forma de identidad: abierta, vibrante y profundamente humana.
“Elevator Beach es mi manera de decir que todos estamos subiendo en el mismo elevador, buscando nuestra playa”, escribió recientemente en una publicación.
Y quizás ahí reside el mensaje más hermoso de su obra: el arte como un viaje compartido, donde cada nota nos acerca un poco más a la orilla de nosotros mismos.
Escúchalo, compártelo, déjate llevar por su ritmo.











