Joana Campos.- El cardenal guineano Robert Sarah lanzó una dura advertencia sobre el declive moral y espiritual de Europa . «Consagrar el aborto en la Constitución es una afrenta directa a Dios», declaró, enfatizando que la persecución ideológica de la fe en Occidente es ahora más peligrosa que la violencia física que sufren los cristianos en África y Asia.

Sarah, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino (Congregation for Divine Worship), denunció que Europa, cuna del cristianismo, se ha convertido en el epicentro de una guerra cultural contra la fe y los valores tradicionales.

“La persecución ideológica en Occidente es más insidiosa, más destructiva, porque no mata el cuerpo sino el alma de las naciones”, subrayó.

El cardenal abordó específicamente el caso de Francia, donde el gobierno y gran parte del Parlamento están presionando para incluir el aborto como un derecho constitucional.

“Convertir el asesinato de inocentes en ley fundamental es una blasfemia. Es una burla a Dios y a la ley natural”, declaró, recordando que el Concilio Vaticano II describió el aborto como “un crimen abominable”, una postura que, en sus palabras, “la Iglesia jamás podrá cambiar”.

El prelado africano, conocido por su firme defensa del orden moral y la liturgia tradicional, también condenó la creciente marginación del cristianismo en la esfera pública occidental.

En su opinión, el secularismo militante ha reemplazado la fe por una ideología que idolatra el relativismo moral y la autonomía individual absoluta.

“Europa está arrancando sus raíces cristianas y, al hacerlo, destruyendo su identidad”, afirmó.

Mientras tanto, señaló, millones de cristianos en África y Asia viven bajo la amenaza de muerte, discriminación o desplazamiento.

Según el informe 2025 de Puertas Abiertas, más de 380 millones de cristianos enfrentan persecución o severas restricciones a su libertad religiosa.

En países como Nigeria o la República Democrática del Congo, las comunidades cristianas son atacadas por grupos yihadistas, mientras que en Asia los gobiernos autoritarios intensifican la represión.

Sin embargo, Sarah considera que
“la indiferencia moral y la apostasía pública de Europa” son una amenaza aún mayor para la fe. Para el cardenal, el problema no radica sólo en las leyes, sino en la mentalidad que las impulsa.

“Cuando una sociedad declara que la vida humana puede ser eliminada legalmente, esa sociedad ha roto su pacto con Dios”, advirtió.

En su análisis, el aborto, la eutanasia y la disolución del concepto de familia son síntomas de una crisis espiritual más profunda: la sustitución del bien objetivo por el deseo personal.

Sarah llamó a los católicos europeos a no ceder a la presión ideológica y a defender la verdad del Evangelio en la plaza pública.

El silencio de los creyentes es complicidad. Debemos hablar con valentía, pues el mundo necesita volver a escuchar la voz de Dios, instó.

La advertencia del cardenal no es solo teológica, sino también política. Europa, afirmó, se está convirtiendo en un laboratorio de ingeniería moral impulsado por una izquierda que ha hecho del aborto, la ideología de género y la secularización sus nuevos dogmas.

“Cuando la izquierda legisla contra la vida y contra Dios, destruye los fundamentos de la civilización occidental ”, concluyó.