Mejor un etarra que Ángela Agudo
Antonio Naranjo.- El Gobierno de España ha gastado una cantidad indeterminada, pero no precisamente pequeña, en repatriar a 48 de los 49 españoles de la Flotilla de las Tentaciones, incluida la activista que va por los platós negando la violación de mujeres israelíes hace ahora dos años y diciendo que, incluso, alguna se sintió fea porque no le tocaron ni un pelo.
Solo falta por retornar la épica heroína que mordió a un funcionario de prisiones judío, en legítima defensa tras ser torturada por el bárbaro método de darle agua del grifo, el muy genocida.
La rapidez de Albares le ha permitido volver a España a gente que no se siente española, como los representantes de ERC o de la CUP; que quiso destruir a España, como los dos etarras de la expedición, o que habla muy mal de España, caso del llamado mantero de Podemos, a quien le ocurre lo mismo que a Echenique: les ha ido fenomenal aquí, especialmente si se contrasta el trato con el que hubieran recibido en sus países de origen, pero no encuentran nunca un momento para el agradecimiento, tan ocupados ellos en inventar razones para vejar a su generoso anfitrión.
La repatriación, en un vuelo ordinario y otro militar, obedece a las exigencias al PSOE de la izquierda radical que ofrece respiración asistida a Pedro Sánchez, un títere con ínfulas de lo peor de cada casa, y va incluida en el mismo paquete que el resto de la narrativa antisemita del momento: confundir a Netanyahu con Israel; despreciar la tibia esperanza de paz que Occidente y la Liga Árabe negocian en estos momentos; suscribir toda la narrativa de Hamás aprovechando el evidente drama humanitario en Gaza; acusar de genocida al Estado hebreo y, sobre todo, encontrar en este asunto una bandera de enganche para resucitar, a ritmo de kale borroka, al extremismo que en Italia no manda pero en España decide quién y cómo gobierna.
Hace un año conocimos el caso de una española, Ángela Agudo, al borde de la muerte tras sufrir un accidente de moto en Tailandia: quedó en coma ingresada en un hospital local y necesitaba de un avión con asistencia médica para volver a España.
Su familia se movilizó, pero no logró el respaldo del Gobierno: Defensa vino a decir que tenía todas sus aeronaves ocupadas y esa pobre gente tuvo que recurrir a una recaudación popular para traer a su niña a casa, cosa que logró tras ingresar al menos 300.000 euros, todos invertidos en traerla hasta Valencia, donde sigue internada, al parecer sin demasiada mejoría.
Ángela se marchó a Tailandia de vacaciones, no formaba parte de ninguna flotilla, no se arrogaba una causa ni la envilecía y no tenía un pasado político ni un discurso ruidoso: solo era, y es, una españolita con problemas, abandonada a su suerte y dependiente en exclusiva de la capacidad de movilización de sus valientes seres queridos.
El contraste ofrece algunas moralejas: hay aviones y helicópteros para que Sánchez vaya al estanco de la esquina, aunque no fume, y para traer o llevar a su esposa catedrática o a su vicepresidenta chavista allá donde sus intereses o caprichos florezcan.
Y también para devolver a casa a tipos que hubieran asesinado al presidente del Gobierno o al jefe de la oposición de haber podido y que se han metido en un lío absurdo de forma voluntaria, sin ninguna utilidad, sirviéndose de un complejo problema geopolítico con enormes consecuencias humanitarias para promocionar sus respectivas mercancías sectarias, burda bisutería molesta para darle una posibilidad de paz a ese infierno en la Tierra que es Oriente.
El abandono a Ángela y el privilegio a la flotilla de Barbie, la majadera que va de gira por los platós haciéndose la torturada, es una metáfora de los tiempos, presente en tantos otros ámbitos: ahí tienen a los nuevos sindicatos verticales llenándose los bolsillos a subvenciones mientras el trabajo en España no evita la pobreza o al Estado recaudando como nunca mientras 60.000 empresas han cerrado en los últimos años y las nóminas no dan para mejorar el poder adquisitivo de hace quince años.
El poder reconoce a una flotilla porque es una flotilla en sí mismo, dispuesto a que no le falte de nada mientras a tantos empieza a faltarles de todo: el corolario de tener a un presidente de pega que ha dedicado todos estos años, con dudoso éxito, a practicarse todo tipo de tratamientos estéticos y médicos mientras la Seguridad Social no cubre unas muletas o a Ángela la dejaron tirada en una UCI remota lo dice todo. Antes lo llamaban despotismo ilustrado, ahora le sobra la segunda palabra, pero lo demás no ha cambiado o lo ha hecho peor: antes un etarra que una chavalita en coma. Manda carallo.













Hace años que sobran comentarios. Todos sabemos quien gobierna españa. Todos sabemos que pp y psoe son dos caras de la misma moneda, nuestra servidumbre a sus amos extranjeros. Hace años, que todo, todo, es sabido, conocido. A nadie sorprende ya lo de hace unos dias, MArlaska a prohibido que se detenga a narcohelicoptros en el estrecho de gibraltar. Todos sabemos a que iba realmente marlaska , bono, pedro sanchez, a paises de africa, cuando iban en persona, y les daban millones ‘para la lucha contra la inmigracion ilegal’. Nadie esta ya engañado. Nadie, se levanta. Pero el futuro, el… Leer más »
Estos cruceristas deben reponer el dinero que pagó el gobierno por su repatriación a las arcas públicas. Fueron donde no debían voluntariamente. Asñi que a pagarse el viajecito. Señora menistra d’hacienda de los ere’s andaluces, a cobrar, que mañana es tarde por la devaluación del euro.