Marcarse un Pilatos
Enrique García-Márquez.- He recordado una anécdota médica que circula en mi familia, aunque no sé quién la protagonizó. Mi bisabuelo paterno era médico y tuve dos tíos abuelos de la profesión, uno psiquiatra y otro dentista. Éste, cuando fue a visitar a mi madre a la Maternidad, un día después de haberme tenido, me miró y diagnosticó: «El niño va a necesitar ortodoncia». Menos mal que el psiquiatra no dijo nada. En la familia de mi mujer también hay varios médicos. En fin, no sé a quién le pasó, pero llegó a la consulta un caballero con un pie muy hinchado. Mi pariente, fuese el que fuese, le pidió que se descalzase. Y luego le pidió que también del otro, para comparar el grado de hinchazón. A lo que el paciente respondió que no podía: sólo se había lavado el pie enfermo.
Me da pena que la Conferencia Episcopal no haya hecho esto al menos. Se le ha preguntado por el juicio al padre Custodio Ballester por haber dicho que “el islam radical quiere destruir la civilización occidental”. Ha respondido gélidamente que juzguen los tribunales civiles. O sea, que se ha lavado hasta con gel anti-covid las dos manos.
Hubiese sido fácil lavarse sólo una, pero con la otra defender algo al sacerdote español. Bastaba una mención hasta políticamente correcta a la libertad de expresión. Con eso se habría nadado y guardado la ropa.
Su propia ropa, porque hay bastantes materias en la ortodoxia que chocan contra los criterios políticos dominantes. Y hoy es por esto del islam, pero está al caer una denuncia por algún sermón sobre la moral sexual de la Iglesia. Al tiempo. Convenía ir dejando claro que la Iglesia tiene un cuerpo de doctrina muy antiguo y sopesado y que forjó Occidente y que tiene derecho a sostenerlo.
Le convenía por la sencilla razón de que el padre Custodio ha dicho, además, algo que no ofende a nadie, salvo a los hipócritas. Los musulmanes moderados saben mejor que nadie que el islam radical no gasta bromas con Occidente y los islamistas radicales reconocen en miles de vídeos que Europa no les gusta nada. Con que la defensa lleve de testigos a un musulmán pacífico y a un musulmán radical ya está resuelto el pleito. Otros pleitos vendrán con soluciones más complicadas. Si la Conferencia Episcopal se ha lavado las manos en éste…, en los próximos se las despelleja de tanto frotárselas con lejía.











