La importancia de una correcta postura para prevenir dolores de espalda
El dolor de espalda se ha convertido en una auténtica epidemia silenciosa. Las cifras son claras: más de ocho de cada diez personas sufrirán esta dolencia en algún momento de su vida. La causa no suele ser un accidente o una enfermedad grave, sino algo mucho más cotidiano y, a la vez, más difícil de controlar: la forma en que nos sentamos, caminamos o trabajamos día tras día.
La llamada higiene postural no es un capricho de expertos ni una moda pasajera. Es, sencillamente, el conjunto de hábitos que marcan la diferencia entre una espalda sana y una vida condicionada por las molestias. Sentarse frente al ordenador con los hombros caídos, cargar bolsas con un solo brazo o dormir en un colchón en mal estado son errores tan comunes como evitables, pero que pagamos muy caro a medio y largo plazo.
Corregir la postura, una necesidad olvidada
El problema es que seguimos creyendo que “ponerse recto” basta. Nada más lejos de la realidad. Corregir la postura exige reeducar al cuerpo. Se trata de un aprendizaje, de recuperar una forma natural de moverse que muchos han perdido después de años de malas costumbres. La ergonomía es un primer paso —ajustar la altura de la silla, colocar bien la pantalla del ordenador—, pero no es suficiente si no se acompaña de un trabajo consciente sobre la musculatura y la movilidad.
El papel de los expertos en reeducación postural
En este punto entra en juego la figura de los especialistas. No basta con leer consejos en internet ni con apuntarse a un par de clases de yoga. Hace falta guía, conocimiento y un método probado. Una de las profesionales que más está destacando en este campo es Olga Fernández Fernández, experta en reeducación postural y referente en la aplicación del Método EDP ®️ (Ejercicio Dinámico Postural).
Su planteamiento es claro: la mayoría de los dolores de espalda no necesitan más fármacos, sino una educación distinta del movimiento. El Método EDP ®️ no se limita a aliviar el dolor, sino que enseña al cuerpo a prevenirlo. Se trabaja la activación de las cadenas musculares profundas, responsables de sostener la columna, y se logra que la postura correcta deje de ser un esfuerzo consciente para convertirse en algo natural y automático.
Olga Fernández lo explica con contundencia: “No se trata de imponer al cuerpo una postura rígida, sino de devolverle su capacidad de moverse con libertad y eficiencia”. Y esa filosofía conecta con una necesidad urgente: en una sociedad cada vez más sedentaria y tecnológica, la espalda se ha convertido en la gran olvidada.
Más allá de los consejos generales
Dormir en un buen colchón, mantener un peso adecuado o caminar cada día son medidas básicas, pero insuficientes para quien ya sufre dolor o arrastra años de malas posturas. Aquí es donde los métodos de reeducación postural muestran su valor diferencial. El Ejercicio Dinámico Postural no promete milagros, sino resultados sostenibles: menos rigidez, más fuerza y una nueva forma de relacionarse con el propio cuerpo.
Los testimonios son claros. Trabajadores de oficina que reducen sus dolores tras semanas de práctica. Deportistas que corrigen desequilibrios que les llevaban a lesionarse. Personas mayores que recuperan movilidad y seguridad en su día a día. Todo ello con un método accesible, basado en ejercicios sencillos y sin necesidad de equipamiento complejo.
Una inversión en calidad de vida
La realidad es que la mayoría de nosotros no prestamos atención a la espalda hasta que duele. Y entonces llega el desfile de analgésicos, masajes improvisados y visitas al fisioterapeuta que alivian, pero no solucionan. Frente a este círculo vicioso, la propuesta de Olga Fernández y del Método EDP ®️ es clara: invertir en prevención y educación postural.
Porque cuidar la postura no es solo una cuestión de comodidad, ni de estética. Es, literalmente, una inversión en calidad de vida futura. Una apuesta por llegar a la madurez y a la vejez con movilidad, independencia y ausencia de dolor crónico.
Y conviene recordarlo: la espalda no avisa de un día para otro. Se deteriora poco a poco, en silencio, hasta que un día nos pasa factura. La buena noticia es que nunca es tarde para empezar a corregir el rumbo.












