¡Agur a la feria de San Miguel!
Manuel Recio Abad.- Una vez más y por sexta vez, la empresa Pagés, a través de quienes tienen contratados los servicios de publicidad y marketing, empresa de cuyo nombre no quiero acordarme, nos han vuelto a denegar la acreditación para poder realizar las crónicas de los festejos celebrados. La Delegación del Gobierno ni está ni se le espera. Parece que los medios de comunicación digitales no merecen ni el más mínimo respeto ni consideración por parte de los, por el momento, gestores de la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
La difusión y el apoyo a la Tauromaquia no puede estar tan maltratada pues son millones de aficionados y extraños a la fiesta quienes hoy por hoy solo se informan a través de internet. Solo en nuestros medios asociados en los que se publican nuestras crónicas taurinas, tenemos más 18.250.000 entradas anuales. ¿Aún no se han enterado?. Pues ya va siendo hora.
El primer festejo estuvo protagonizado por Juan Ortega, David de Miranda, que sustituyó a José María Manzanares y Pablo Aguado con ganado de Victoriano del Río. Vimos a un Ortega reservado en su primero y dando la talla en su Segundo al que desorejó. Dos faenas en su estilo elegante muy del gusto de la afición de Sevilla. Miranda ha sido el matador revelación esta temporada. Su valor frío te mantiene en vilo por los terrenos que pisa y los arrimones que protagoniza. Lo mostró en su primero. Ante el segundo de su lote, un buen toro, no supo tallar el toreo caro, en una faena con pocos fundamentos de toreo clásico, si bien el público reconoció su esfuerzo con una oreja. Aguado pechó con el peor lote, dejando destellos con capote y muleta de su buen hacer de aires dejando destellos de la escuela sevillana.
El sábado 27 se corrían toros de Garcigrande. Un encierro terciado de desigual juego. La terna la componían Alejandro Talavante, Daniel Luque y Borja Jimenez. El extremeño no anduvo fino ante su lote que entendió a medias y no pudo cuajar faenas que le proporcionaran algún trofeo. Luque para mi gusto hizo lo más importante de la feria en sus dos toros. Una magnífica faena en su primero con estocada casi entera. El toro tardó en echarse y el público se enfrió. No hubo pañuelos blancos suficientes en la petición y el buen toro de Garcigrande entró íntegro en el desolladero. La faena a su segundo era sólo para aficionados y la merma de ellos en los tendidos maestrantes debe preocupar. Sacó agua de un pozo seco, cuidando al toro, confiándolo y dándole las distancias justas hasta conseguir cuajar la que ha sido la faena de la feria. De nuevo los asistentes no sacaron sus pañuelos. Hay quien pide la oreja con el teléfono móvil, un abanico…una pena. Dos orejas, una en cada toro que echaron de menos el esportón de Luque. Borja cuajó dos buenas faenas, toreando en su estilo, dando importancia a todo lo que hace, pero el Presidente de nuevo no vio petición mayoritaria como para otorgar trofeo.
Llegó el día grande, Morante en la Maestranza junto a Roca Rey y él doctorando Javier Zulueta. El apellido ZULUETA es originario del barrio del mismo nombre, situado en el pueblo de Lezama (Amurrio). Pero no se puede ser más de Sevilla que esta familia de apellido vascuence. Su padre, su tío y su hermana son los alguacilillos de la Real Maestranza, grandes aficionados y mejores personas. El encierro de Nuñez del Cuvillo, terciado y con algún toro fuera del tipo de esta ganadería, y que salvo el corrido en primer lugar, dieron preocupantes muestras de mansedumbre, saliendo siempre sueltos y con tendencia a irse a la puerta de chiqueros, si bien hicieron una buena pelea en el caballo con empuje y fijeza en el peto. En el precioso toro de su alternativa Zulueta anduvo seguro y artista, realizando una buena faena. El fallo con la espada le privó de una oreja que hubiese cortado a ley. En su imposible segundo Zulueta estuvo correcto, matando bien y recibieron cariñoso aplauso. Le deseamos lo mejor en su prometedora carrera. Morante en su primero no pudo hacer otra cosa que acortar su faena ante el manso de Cuvillo. En su segundo ofreció un muestrario de genialidades con capote y muleta, con un natural que paró los relojes. Correctísimo en todo momento como director de lidia y figura, el guijarrero no contó con el toro que él necesita. Roca Rey no se agiganta cuando torea junto a Morante y menos en Sevilla. Su primer toro fue devuelto por advertirse que llevaba una cornada en los cuartos traseros. El sobrero, tras cumplir en varas mostró su vulgaridad en la muleta. No mato bien y el resultado pasó sin pena ni gloria. En el quinto, sin fuerza ni fijeza alguna. Toreando de rodillas el toro con media embestidas se le paró e hizo por él dándole un revolcón sin consecuencias.
Terminó la temporada sevillana a falta del festival benéfico del día 12 de octubre. Solo queda que se haga público por parte de la Real Maestranza cual va ser el futuro de su plaza. Justo sería ampliar una temporada más a Pagés en compensación por la que no se pudo celebrar por mor de la epidemia. Después Dios y los señores maestrantes dirán.











