Ramón Pérez-Maura.- Cuando yo era un niño de 10 años aprendí a navegar en la bahía de Santander en un pequeño barco de vela del modelo «optimist». Es un barco para uso individual y para iniciarse en la navegación a vela hasta los 15 años. De aquellos días siempre he recordado un principio que nos inculcaba don Mariano Ruiz, el secretario del Real Club Marítimo de Santander: «Al mar no hay que temerlo. Pero hay que respetarlo».

Estos días he pensado mucho en aquellas palabras de don Mariano viendo el despipote de la flotilla de Gaza. A estas alturas ya es evidente que lo de llevar vituallas a Gaza era mentira, como casi todo lo que rodea a la flotilla. La primera vez que zarparon de Barcelona pusieron rumbo nordeste en lugar de poner rumbo este o sureste que es lo que deberían haber hecho si de verdad querían llegar a Gaza. Pero eso no lo pretendieron nunca. Unas horas después estaban de vuelta en Barcelona aduciendo mala mar.

Como ya se ha dicho, si el objetivo de verdad hubiera sido ir a Gaza, hace semanas que hubieran llegado de haber navegado en línea recta. Controlando las señales de los barcos hemos podido ir viendo el cachondeo que se ha traído la flotilla por medio Mediterráneo hasta que la diversión no podía dar más de sí. Un barco es un espacio muy limitado. Y la convivencia a bordo es algo que requiere mucha y buena educación. Y ya comprenderán que tener embarcadas en el mismo espacio a Ada Colau y a Greta Thunberg era estar abocados a la catástrofe. A la niña Thunberg y su cara de estreñimiento hubo que traspasarlas a otro barco. Cómo debían ser las cosas a bordo del Family, la nave capitana.

Y en medio de toda esta juerga de progres aparece Sánchez y ordena a un navío de guerra de la Armada española dar escolta y apoyo a la flotilla. Vamos a ver, si la flotilla de verdad tuviera intención de hacer lo que dijeron que iba a hacer, llevar avituallamiento a Gaza, los barcos serían interceptados por la Armada israelí. Y entonces ¿qué tendría que hacer la nave española? ¿Abrir fuego contra los israelíes?

Por cierto, la Armada española está protegiendo a embarcaciones que no ondean la bandera española. Supongo que no existe un registro de naves palestinas. En Cisjordania no hay mar y en Gaza Hamas está a otra cosa. Pero todas ellas van con esa bandera. A mí me parece que el grado de humillación de nuestra Armada no puede ser mayor. Una flotilla encabezada por una militante antimilitarista va escoltada por militares de la Armada española.

Que una flotilla que ha zarpado de España con bandera palestina llegase a las aguas de Gaza y fuera repelida por la Armada israelí sería un incidente menor. Pero que ahora esa flotilla llegue allí con el apoyo de un buque de guerra español es de una enorme gravedad. No se puede hacer peor. Ni con muy mala intención. Que es la que hay. Esperemos que no se llegue a dar un incidente entre una de las embarcaciones deportivas y una lancha de la Armada israelí. Al mar hay que respetarlo.