Racistas malos y racistas buenos
Ramón Pérez-Maura.- Así que un sacerdote llamado Custodio Ballester se va a sentar en el banquillo por decir que el islam radical quiere destruir la civilización cristiana y arrasar con todo Occidente. También por decir que en ese mundo radical no todos son capaces de atentar contra los infieles, pero todos admiran a estos que atentan contra los infieles porque los consideran como los católicos consideramos a nuestros santos. Vaya noticia. Yo sólo discrepo en una cosa: el islam radical quiere acabar con la cristiandad. Pedro con la cristiandad y con los musulmanes que no son como ellos. En apoyo de lo que digo tenemos la prueba de miles de palestinos asesinados por Hamás en Gaza en los últimos veinte años y por los que no ha llorado ningún occidental. Y tantos otros masacrados por el Estado Islámico, aquel grupo terrorista que se quedó con el control de parte de Irak y de Siria y que retransmitía ejecuciones de infieles. Y para ellos tan infiel era un cristiano como un musulmán no radicalizado. Infiel es todo aquel que decida que lo es quien se atribuye la capacidad de hablar en nombre de Dios. Pero ahora resulta que decir esto que acabo de escribir amerita ser procesado por delitos de odio.
Así que al padre Ballester y a quienes participaron en esa conversación, otro sacerdote, Jesús Calvo, y el periodista Armando Robles, en el podcast «La Ratonera» les denunció hace años la fiscal de delitos de odio de Málaga, María Teresa Verdugo Moreno, que pide tres años de cárcel para Custodio Ballester. Sin duda esta fiscal estaba muy bien orientada. Tanto que el pasado 27 de mayo se publicó en el BOE su nombramiento por el Gobierno como presidente de la Autoridad Independiente para la Igualdad de Trato y la No Discriminación.
Yo no tengo inconveniente en animar a la fiscal a que también me procese a mí por lo que he escrito un poco más arriba. Creo que lo menos que podemos pedir es tener derecho a la libertad de expresión. Estoy seguro de que discrepo del padre Ballester en algunas otras cosas sobre las que se manifiesta. Pero defiendo su derecho a dar su opinión. Ahora, aquí hay un factor que conviene tener muy presente.
La denuncia tiene su origen en un grupo de musulmanes radicales encabezados por un converso catalán. Ése es el fruto de los años que se pasó Jordi Pujol animando la inmigración (entonces no había «migrantes») que tenía que ser de origen musulmán y no hispanohablante. Era la forma de impedir la llegada de personas que pudieran identificarse con la hispanidad de Cataluña. De entre esas gentes surgen estos radicales que quieren acabar con Occidente. Y… acabáramos. De entre esas gentes ha surgido la Alianza Catalana de Silvia Orriols.
El domingo pasado el diario La Vanguardia publicó un sondeo electoral para el Parlamento catalán en el que augura una caída de Junts de 35 escaños a 21 y un auge de Alianza Catalana de 2 a 19. Casi un empate entre ambas formaciones. Orriols fundó este partido con un objetivo manifestado sin ambages: expulsar a los inmigrantes. Pero no parece que la fiscal Verdugo le parezca que eso sea malo. No parece que haya presentado ninguna denuncia contra la islamofobia de Orriols que entró en política con esa bandera que lleva dos años flameando. ¿A qué esperan?
El padre Custodio Ballester simplemente ha enunciado una verdad difícilmente discutible. El islam radical quiere acabar con nosotros. La alcaldesa Orriols quiere expulsar de Cataluña a todos los musulmanes. Y según la Fiscalía hay que proceder contra Ballester. No paramos de mejorar.












