AD.- La ministra de Igualdad ha vuelto a demostrar que prefiere el maquillaje político a la acción real. La última ocurrencia, repartir pulseras “contra la violencia de género”, es un gesto tan vacío que roza el insulto a quienes sufren auténtica violencia. Mientras mujeres siguen siendo asesinadas, maltratadas o acosadas, se gasta tiempo y dinero en accesorios que no cambian nada, solo generan imágenes para las redes sociales.

Estas pulseras son un recordatorio del divorcio entre la política simbólica y las necesidades reales. No ofrecen protección, no fortalecen el sistema judicial, no aseguran recursos para las víctimas. Son propaganda barata, diseñada para que la ministra aparezca como “comprometida” mientras la violencia de género sigue creciendo.

Lo más grave es que estas iniciativas banalizan un problema grave. La violencia contra las mujeres no se combate con merchandising, sino con políticas serias: formación a policías y jueces, recursos para refugios y asistencia psicológica, programas de prevención en escuelas, leyes eficaces y presupuestos que se cumplan. Las pulseras solo distraen de lo importante y convierten la lucha contra la violencia de género en un espectáculo estéril.

Si la ministra realmente quisiera marcar la diferencia, dejaría de repartir accesorios y empezaría a tomar decisiones que salvan vidas. Hasta entonces, estas pulseras son un símbolo del fracaso: la apariencia de acción sin la acción real.

El PP llevará a Bruselas el caso de las pulseras contra maltratadores

El secretario general del PP, Miguel Tellado, ha exigido este sábado “la dimisión inmediata” de Redondo y ha avanzado que su partido ha elevado el asunto ante la Comisión Europea ante la posible violación de “cuatro directivas comunitarias” por el caso de las pulseras contra maltratadores.

“Esto no va a quedar así”, ha advertido Tellado, que ha acusado al Gobierno de España de “fallarle a las víctimas”: “Tienen tan poca vergüenza, son tan malos, que compraron las pulseras en AliExpres (…) Qué gran metáfora de su forma de entender el feminismo, un feminismo de Ali Expres”, ha proclamado Tellado.A su juicio, “el final de esta película solo puede ser uno: la dimisión inmediata de Ana Redondo, por negligente, incapaz e incompetente”.

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Oscar López, ha afirmado que, aunque “algunos” traten de “generar alarma”, debe prevalecer “la tranquilidad” sobre al funcionamiento del sistema de pulseras, que “no han dejado de funcionar en ningún momento”.

Esther Rojo, del Observatorio contra la Violencia de Género asegura que hay mujeres que quedaron desprotegidas por ese error y “es muy grave”. La Asociación de Mujeres Juristas Themis ha manifestado que el cambio de pulseras y, concretamente, de la empresa proveedora, sí supuso desprotección para mujeres víctimas porque durante “unos meses” no se pudieron probar las denuncias por quebrantamiento de condena.

La abogada y portavoz de la asociación, Ángela Alemany, ha explicado a EFE que las víctimas estuvieron desprotegidas en su momento porque no tenían pruebas y se produjeron absoluciones y sobreseimientos, y que esa situación duró varios meses a lo largo del año pasado. A su juicio, las víctimas quedaron desprotegidas al no poder disponer en los procedimientos de la prueba que acreditara la situación de quebrantamiento de órdenes de alejamiento.

“No se podían trasladar esos datos en base a que había existido una migración de la información y que los datos solicitados no se encontraban, y eso ha durado unos meses”, ha explicado Alemany, que ha añadido que eso “ha conllevado absoluciones y archivos de procedimientos”.