Si Charlie Kirk hubiera sido de izquierdas
Edurne Uriarte.- Es deleznable e impresionante la campaña contra Charlie Kirk de la izquierda global, con la española en primera línea, tras haber sido asesinado por un extremista de izquierdas. Lo último es su defensa a ultranza de Jimmy Kimmel, el presentador de televisión despedido por la cadena ABC por bromear con el asesinato y, sobre todo, por responsabilizar al movimiento republicano MAGA del crimen.
Imaginemos que un activista de izquierdas hubiera sido asesinado por un extremista de derechas. Imaginemos que un presentador de televisión de derechas hiciera bromas con el asesinato, y, aún más, que responsabilizara de ese asesinato al movimiento social de izquierdas liderado por el activista asesinado. ¿Lo llamarían libertad de expresión los indignados de izquierdas? ¿O exigirían el despido inmediato de ese presentador? ¿Harían una campaña a favor de la mentira y de las bromas por un asesinato político? Las respuestas son evidentes.
También es evidente la brutal hipocresía de quienes llevan años alentando la cancelación, y no la cancelación de mentirosos o legitimadores de crímenes, sino la cancelación de quienes piensan diferente a ellos. Entre otros, la hipocresía del ahora despedido Jimmy Kimmel, que ha celebrado en el pasado los despidos de presentadores y comentaristas conservadores, por ejemplo, el de Tucker Carlson de la Fox. Pero es bien sabido que la izquierda tiene contradicciones imposibles con la libertad, empezando por la libertad de expresión.
Tantas que no han parado de demonizar a Kirk desde su asesinato simplemente porque hizo de la libertad de expresión su bandera. Le han llamado de todo, comenzando por ultra, por haber hecho del debate de ideas su marca de movilización. Y no han tenido reparo alguno en lanzar todo tipo de bulos y manipulaciones sobre las ideas defendidas por Kirk. De ahí que también les parezca estupendo que un presentador responsabilice a los propios seguidores de Kirk de su asesinato. Es nauseabundo, pero es lo que está ocurriendo. Un sinnúmero de justificaciones del asesinato, y ahora, para rematar esa lamentable línea, un intento de responsabilizar del crimen a los propios seguidores de Kirk. Que es una manera de desviar la atención sobre la ideología ultraizquierdista del asesino.
Si esto estuviera ocurriendo con un activista de izquierdas asesinado por sus ideas, habría una movilización de indignación por parte de la izquierda. Y tendrían razón, porque sería, porque es, intolerable. Esta es la diferencia esencial actual en el debate de ideas, la libertad como motor esencial en movimientos como el de Kirk, y el sectarismo y la imposición en movimientos como el de la izquierda global. El debate mismo sobre la libertad de expresión es una buena muestra: la derecha cree que debe tener límites como los de la justificación o incitación a la violencia, mientras que la izquierda cree que esos límites solo deben aplicarse si el que justifica o incita a la violencia es de derechas.











