El exdirigente del PP catalán Óscar Bermán arremete contra Albiol: “Es un populista mediocre, sin ideas y sin principios”
Óscar Bermán Boldú.- Cuando Xavier García Albiol impulsó, en el Ayuntamiento de Badalona, una moción que expresaba su apoyo al Pacto Nacional por la Lengua promovido por la Generalitat, el PSC, ERC, Òmnium Cultural y Plataforma per la Llengua, desató no solo una fuerte polémica, sino una ruptura evidente con la línea oficial de su propio partido.
El revés fue rápido: la dirección del PP catalán la desautorizó, reprochando que la moción de Albiol contradecía la ponencia política del partido, aprobada en julio, que defendía “la enseñanza en español en todas las etapas del sistema educativo” y garantizaba el derecho de usar el idioma oficial de elección, incluyendo el castellano.
Albiol ha construido buena parte de su base electoral apelando al constitucionalismo, al bilingüismo, al derecho de los ciudadanos a expresarse en español, y criticando las imposiciones lingüísticas. Apoyar públicamente un pacto que para muchos constitucionalistas significa una política de exclusión lingüística supone una ruptura con lo que prometía defender.
Albiol ha intentado matizar sus declaraciones, diciendo que solo apoya “algunos puntos” del pacto, que la redacción de la moción fue defectuosa, y que no firmará el pacto entero. Pero esas matizaciones llegan solo tras la presión interna del PP, la crítica pública de asociaciones defensoras del bilingüismo, y una evidente confusión en su propia formación. Esa ambigüedad parece calculada para captar apoyos de dos sectores muy distintos, sin asumir consecuencias.
Incoherencia política interna
Mientras Albiol vota a favor del apoyo al pacto desde su municipio, la dirección del PP catalán sale rápidamente a aclarar que el partido rechaza la política lingüística del pacto, considerándola una imposición del catalán y una exclusión del castellano. Esa falta de coherencia evidentemente debilita la credibilidad de su liderazgo y del PP en Cataluña, pues muestra contradicciones entre lo que se dice en público, lo que se promete al electorado, y lo que se hace efectivamente.
Apoyar un pacto que según sus críticos pretende “imponer” el catalán, relegando al castellano en algunos ámbitos, puede generar una escalada de tensiones sociales. En lugar de buscar consensos reales y equilibrados, puede fomentar la polarización lingüística, dividir comunidades educativas, generar inseguridad jurídica sobre qué se puede o no exigir lingüísticamente en el ámbito público o privado, y erosionar la convivencia en ciudades plurales como Badalona.
Un populista mediocre y sin principios
El apoyo de Albiol al Pacto Nacional por la Lengua, aunque sea “parcial” u “opcional”, constituye el ejemplo más claro de cómo el populismo puede vaciar de dignidad a la política. Su carrera está construida sobre la demagogia barata, el oportunismo sin límites y una alarmante falta de principios. No hay proyecto, no hay coherencia, no hay compromiso con nada más allá de su propio poder.
Albiol juega a ser el “tipo cercano” que dice lo que la gente quiere oír, pero detrás de esa fachada solo hay cinismo y mediocridad. Sus discursos son una sucesión de frases simplonas diseñadas para encender titulares y dividir a la sociedad. Cuando le conviene se viste de moderado, cuando le conviene ataca a los más vulnerables, y cuando le conviene se presenta como salvador providencial. Siempre el mismo guion: aprovechar el miedo y la frustración para erigirse en caudillo local.
Su populismo no es inocuo: degrada las instituciones y destruye la confianza ciudadana en la política. Gobernar no es un espectáculo de frases rimbombantes ni de ocurrencias de barra de bar, pero Albiol se empeña en reducirlo todo a eso. Prefiere manipular antes que dialogar, señalar antes que comprender, dividir antes que unir. Porque sabe que cuanto más fracturada está la sociedad, más fácil le resulta colocarse como supuesto “hombre fuerte”.
Lo más grave es su absoluta falta de principios. Hoy puede defender lo contrario de lo que defendió ayer, sin el menor rubor. No es ideología, no es visión: es puro cálculo electoral. Esa falta de escrúpulos convierte a Albiol en un político peligroso, porque no hay nada que lo limite salvo su propia ambición.
Badalona no necesita un líder mediocre que se aferra al poder a cualquier precio, sino un proyecto serio, estable, basado en valores y en respeto. Lo que Albiol ofrece es lo contrario: ruido, manipulación y división. Y cada día que su populismo se normaliza, la política se vacía un poco más.
Es hora de decirlo sin rodeos: Albiol no representa soluciones, representa el problema. Su populismo es un engaño, su falta de principios una amenaza, su mediocridad un aldabonazo contra los que creyeron en él. Nunca fue mi caso. Siempre supe que su falsa fachada populista era sólo el disfraz de un político mediocre y deshonesto que antepuso siempre su futuro personal a los intereses del PP en Cataluña.
*Ex concejal en Palafolls y ex miembro de la ejecutiva del PP en Cataluña bajo la Presidencia del exministro Josep Piqué.













Estos del pp, están igual que una manada de gatos asustados, cada uno va por libre, en el parlamento se aprueban leyes de Yolanda Díaz, con los votos del pp.
Están llenos de complejos y no tienen ni valentía ni liderazgo.
¿Donde van? Ya no pueden tener más contradicciones y hacer más el ridículo.
De esto Bocachancla J. Paiferderico, no dirá nada, porque le puede dejar de caer el maná.