Un adiós lleno de gratitud: homenaje a Salvador Rosado Peñafiel

Salvador Rosado, a la derecha, acompañado por dos de sus grandes amigos, Enrique Guerrero y Alberto González.
AR.- La partida de Salvador Rosado Peñafiel nos deja un vacío difícil de describir. Su ausencia es un golpe que resuena en cada espacio donde alguna vez compartió su presencia luminosa. Hoy, más que lamentar su pérdida, elegimos rendirle homenaje, celebrar su vida y agradecer el legado imborrable que nos deja.
Salvador fue un ser humano íntegro, cuya generosidad y calidez marcaron a todos los que tuvieron la fortuna de conocerlo. Su risa sincera, su capacidad de escuchar y su empeño en tender la mano en los momentos más difíciles lo convirtieron en un faro en medio de la adversidad.
Licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas, su vida estuvo hecha de pequeños grandes gestos que trascendieron lo cotidiano: un consejo en el instante preciso, una palabra de aliento cuando más se necesitaba, un abrazo que devolvía la esperanza. Así fue Salvador: alguien que, sin proponérselo, transformaba el mundo a su alrededor. Lo hizo a lo largo de su fertilísima actividad profesional como abogado experto en temas fiscales y también como miembro de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Málaga.
Ya gravemente enfermo, me conmovió el esfuerzo que hizo para acompañarme en el pregón de Semana Santa de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios, que tuve el honor de dar en abril, rodeado de amigos entrañables.

Salvador Rosado (d) junto a Enrique Guerrero, ex profesor de Derecho laboral y miembro de la directiva de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios.
Málaga, La Legión y el Málaga eran sus tres grandes pasiones. Solía enviarme watsApp anunciando cada victoria del conjunto malaguista. Y es que su vida estuvo hecha de pequeños grandes gestos que trascendieron lo cotidiano: un consejo en el instante preciso, una palabra de aliento cuando más se necesitaba, un abrazo que devolvía la esperanza. Así fue Salvador: alguien que, sin proponérselo, transformaba el mundo a su alrededor.














