Dentro de la rutina en la que se han convertido los miércoles en el Congreso, Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a convertir la sesión de control al Gobierno en una sucesión de bofetadas dialécticas contra Pedro Sánchez. El líder del PP acusó al presidente de estar aferrado a la Moncloa “a cualquier precio”, lo señaló como responsable de “tapar sus vergüenzas” a golpe de cortina de humo y le afeó sus cambios de opinión constantes: “Por seguir en el poder, todo el mundo sabe que usted pactaría hasta con Netanyahu”.

La alusión al primer ministro israelí, en plena tormenta política por el embargo de armas y la presión internacional sobre Gaza, encendió la bancada socialista. Feijóo había tejido un alegato que mezcló la agenda internacional con la doméstica: la ausencia de Presupuestos, el boicot a la Vuelta, el caos de la vivienda o la investigación judicial sobre Santos Cerdán. “¿Creen que los españoles pueden vivir en esta inestabilidad populista?”, lanzó antes de acusar a Sánchez de haber recibido “dos felicitaciones de Hamás” y de convertir la causa palestina en un salvavidas para su Ejecutivo.

El jefe de la oposición buscó colocar la imagen de un presidente débil, sostenido sólo por su instinto de supervivencia. “El transporte no funciona, la vivienda no se arregla, y usted lo convierte todo en un juego de trileros”, reprochó. “Usted no defiende ninguna causa noble, sólo quiere tapar sus vergüenzas”. La referencia al pueblo saharaui completó la estampa: “También sufría mucho por ellos y cambió de posición en una tarde. Ahórrese las lecciones de humanidad”.

Sánchez optó por no devolver los golpes con la misma crudeza. Tiró de manual y reivindicó que España tiene “uno de los gobiernos más longevos de Europa”. En apenas siete años, recordó, Francia ha visto desfilar a siete primeros ministros y el Reino Unido a cinco. “Y usted es ya el tercer líder del PP”, deslizó.

En este ámbito, el Gobierno lleva una semana incidiendo en la idea de que las líneas maestras del PP no las marca la sede de Génova, sino que salen directamente de la Puerta del Sol. “La posición del PP la marca ella”, aseguran fuentes de la dirección socialistas.

Pero esta vez el presidente se refugió en los avales internacionales. Pidió a Feijóo que “escuche al grupo de trabajo de Naciones Unidas” que denuncia un genocidio en Gaza y sostuvo que “el 82% de los españoles” —según el Instituto Elcano— comparte esa posición. También defendió que gobierna “con estabilidad y eficacia” pese a los augurios del PP y que la prioridad de su gabinete sigue siendo la economía: “Nos preocupan la prima de riesgo y los salarios”.