Un silencio cómplice y asesino: ¿Por qué calla la izquierda ante la masacre de cristianos en el mundo?
Álvaro Galán.- En pleno siglo XXI, los cristianos son el grupo religioso más perseguido del mundo. Desde aldeas arrasadas en Nigeria por Boko Haram, hasta iglesias incendiadas en Pakistán, pasando por ejecuciones sumarias en Medio Oriente, la realidad es la misma: miles de hombres, mujeres y niños asesinados, desplazados y brutalizados por el simple hecho de creer en Cristo.
Y, sin embargo, el silencio es atronador. La izquierda occidental, tan rápida para lanzar consignas sobre “derechos humanos” y “justicia social”, prefiere mirar hacia otro lado. Para ellos, las víctimas solo merecen compasión si encajan en su agenda ideológica. Pero cuando se trata de cristianos, reina la indiferencia, cuando no el desprecio.
Este doble rasero es obsceno. Los mismos sectores progresistas que llenan las calles por cualquier agravio real o imaginario, callan ante la sangre derramada de comunidades enteras masacradas. Algunos incluso justifican las atrocidades con el pretexto del “colonialismo cristiano”, como si los niños ejecutados o las familias quemadas vivas fueran culpables de la historia.
Según el informe World Watch List 2025 de Open Doors, la persecución contra cristianos alcanza niveles record. Algunas cifras relevantes:
– Más de 380 millones de cristianos sufren niveles “altos” de persecución o discriminación por su fe.
– En el último año contabilizado, 4.476 cristianos fueron asesinados por motivos vinculados con su fe.
– Además, 4.744 fueron arrestados, detenidos ilegalmente o encarcelados por prácticas relacionadas con su fe.
-Se registraron 7.679 ataques contra iglesias y propiedades cristianas.
Principales países y regiones afectados
El informe identifica una serie de países con niveles “extremos” de persecución, donde los cristianos corren más riesgo:
Nigeria destaca como el lugar más peligroso para ser cristiano actualmente: allí se registran la mayoría de asesinatos vinculados con la fe.
Otros países con alta represión son Corea del Norte, Somalia, Libia, Yemen, Eritrea, Pakistán, Sudán, Irán, Afganistán, e India.
En Asia, se estima que 2 de cada 5 cristianos padecen algún tipo de persecución o discriminación seria.
En África subsahariana, la proporción también es muy alta, con violencia tanto por grupos armados extremos, conflictos étnico-religiosos, como por impunidad estatal.
¿Qué tipo de agresiones se documentan?
La violencia no se limita a asesinatos. Las agresiones contra cristianos toman varias formas:
– Destrucción o profanación de iglesias y propiedades cristianas.
– Arrestos, detenciones arbitrarias, juicios injustos, hostigamiento legal (leyes de blasfemia, restricciones al cambio de religión, legislación que limita la acción religiosa pública).
– Violencia comunitaria, secuestros, desplazamientos forzados de poblaciones cristianas, asesinato selectivo de líderes religiosos.
– En algunos lugares, prácticas como matrimonios forzados, violencia sexual, coerción para renunciar a la fe o apostasía bajo pena de muerte.
El silencio de la izquierda: complicidad o estrategia
Mientras estos crímenes se cometen, ¿qué responde la izquierda política y mediática?
Selección de víctimas según identidad o demografía: Cuando las víctimas son cristianas y no forman parte de grupos étnicos, culturales o geográficos considerados “representativos” por sectores progresistas, su sufrimiento tiende a recibir menos cobertura. Se prefiere enfatizar casos que encajan con narrativas sobre opresión de minorías, colonialismo, racismo, etc., dejando de lado la persecución religiosa que no coincide con esos marcos.
Relativización del Cristianismo: En numerosos discursos progresistas, el Cristianismo es visto como una categoría secundaria, potencialmente problemático para sus intereses. Esto lleva a que las persecuciones contra los cristianos se minimicen o se presenten como consecuencias inevitables de tensiones étnicas, políticas o culturales, en vez de reconocerlas como violaciones directas de derechos fundamentales.
Silencio institucional y político: Gobiernos, parlamentos y organizaciones de la izquierda que exigen sanciones, protección y atención diplomática en casos de persecución vinculada a raza, género u orientación sexual, suelen ser mucho más tibios cuando se trata de comunidades cristianas perseguidas, aun cuando los datos muestren víctimas en peores condiciones.
Cobertura mediática desigual: Los medios de comunicación alineados con la izquierda internacional (o medios progresistas en Occidente) dedican muchas más páginas, reportajes y análisis a agresiones contra grupos que se perciben como vulnerables bajo narrativas populares, pero no muestran la misma profundidad o frecuencia cuando las víctimas son cristianas, salvo en casos muy extremos o simbólicos.
Consecuencias del silencio
Las comunidades afectadas quedan aisladas, sin apoyo institucional ni diplomático, lo que permite que los agresores actúen con impunidad.
Las víctimas sufren también un doble daño: el físico y el moral al verse invisibilizadas en el discurso público.
Cuando no se denuncia, no se incentiva la presión internacional necesaria para políticas de protección, sanciones, refugio o asistencia humanitaria.
El tejido social y religioso de regiones enteras se destruye, con iglesias cerradas, fieles huyendo, clérigos perseguidos, perdidas culturales irreparables.
El asesinato de cristianos no es un asunto “menor” ni secundario. Es una crisis de derechos humanos que exige respuestas firmes: denuncia pública, políticas coherentes de protección, refugio para perseguidos, y responsabilidad de quienes callan.
Ese silencio de la izquierda no es neutral. Es complicidad. Es elegir ponerse del lado de los verdugos al negar voz a los perseguidos. El progresismo, que se jacta de luchar contra toda discriminación, demuestra así su hipocresía más brutal: los cristianos no importan porque no sirven a su relato político.
Pero callar es ser cómplice, y cada día que pasa la persecución crece. La pregunta es: ¿cuántas vidas más se perderán antes de que el mundo despierte?













Cerca de 200.000.cristianos muertos en África en 8.años nadie lo dice en Asia, en Pakistán miles.
Es un error confiar en un mundo materialista hasta la náusea porque no sólo es lo opuesto sino, y activamente, lo contrario a las cosas del espíritu. Por eso, desde su mismo origen, al cristianismo han intentado eliminarlo. Al principio condenando a muerte a su fundador, Jesús, que fué crucificado. Pero no lo consiguieron, porque hoy, después de más de 2000 años no ha desaparecido y sigue. aunque la Iglesia que Jesús fundó, Una, Santa , Católica y Apostólica, dando las llaves del cielo a San Pedro, primer Papa, no ha dejado de ser hostigada con esos intentos de disolver su doctrina… Leer más »
Y el Vaticano de Satanás.
Decir izquierda y decir masonería es lo mismo. Y de todos es sabido que estos señores queiren acabar y aniquilar a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, desde dentro y desde fuera. Creo que no hay mucho más que añadir…
Porque les gusta y si pudieran, lo harían ellos