El Cautivo: El tropiezo más grande de Amenábar
Alejandro Amenábar siempre ha sido un director que despertaba expectativas. Desde Tesis hasta Los Otros, incluso con sus películas más discutibles, había un sello personal: ritmo, atmósfera y cierta valentía narrativa. Pero con El Cautivo, lo que se nos entrega es un naufragio en cámara lenta, un film que parece más un telefilm inflado de presupuesto que una obra de uno de los cineastas más respetados de España.
Una historia sin alma
Lo primero que falla es el guion. El Cautivo pretende ser un drama intenso sobre la condición humana, pero lo que queda en pantalla es un relato previsible, plagado de clichés y carente de tensión. Cada giro dramático se anuncia desde kilómetros de distancia. La supuesta complejidad psicológica de los personajes se reduce a caricaturas planas, incapaces de provocar emoción alguna en el espectador.
Estética de escaparate
Amenábar, obsesionado con la superficie, entrega imágenes pulcras, casi de catálogo, pero vacías. La fotografía parece más un ejercicio de Instagram que un recurso cinematográfico. Todo luce correcto, demasiado correcto, como si el objetivo fuera no incomodar nunca. Pero en el cine, la tibieza es la peor de las traiciones.
Actores a la deriva
El reparto, que podría haber brillado bajo otra dirección, aquí queda atrapado en un mar de diálogos acartonados. Las interpretaciones son planas, rutinarias, sin riesgo. Se percibe la incomodidad de los actores, como si ni ellos creyeran en lo que están contando.
Amenábar en piloto automático
Quizá lo más triste de El Cautivo es que refleja a un Amenábar cansado, en piloto automático, un autor que alguna vez supo sacudir al espectador y que ahora se limita a cumplir con un manual académico de dirección. La película carece de garra, de nervio, de esa osadía que alguna vez definió su cine.
Un fracaso anunciado
El Cautivo es, en definitiva, una obra olvidable, un ejemplo de cómo un director puede perder el pulso creativo cuando se encierra en la complacencia. Ni sorprende, ni emociona, ni provoca reflexión. Es un título que pasará sin pena ni gloria, y que ojalá sirva de toque de atención a un Amenábar que, si quiere recuperar su lugar, tendrá que recordar que el cine se hace con riesgo, no con fórmulas agotadas.












Este director amaestrado por las suculentas subvenciones que recibe de nuestros impuestos para insultar a nuestros genios y héroes ha metido la pata hasta el corvejón a posta para insultar a la memoria histórica e inventarse un rollo sodomita del genio de Cervantes con un bujarron moruno. ! Que asco de cine antiespañol ! ! Que porquería e insufribles guiones para dar gusto al los colectivos LGTB con mentiras y engaños ! Está documentado por los contemporáneos de su tiempo que Cervantes fue un gran mujeriego y estaba dotado de una buena minga para satisfacer los deseos de cualquier mujer… Leer más »
Horror de pelicula
Un insulto a Cervantes de la comunidad LGTB,que asco
Por cierto, la única película buena que tiene casi que ni es suya, de no ser por el productor ejecutivo que fue Ton Cruise y la magistral interpretación de Nicol Kidman hubiese sido otro bodrio de muertos y fantasmas.
No sería quién es por si mismo. No da la estatura para más.
Tenía que salir la inmundicia del cine más cutre y trasnochado a denigrar al más insigne, noble y valeroso genio, creador de la mejor novela que ha generado el espíritu humana. Toda la vida humana está en el Quijote. Todas las grandezas de un hombre están en Carvantes. Este director demuestra no saber de la misa la media sobre el genio de Alcalá. Queriendo mezclar la historia y la ficción, a mezclado churras com merina y ha hecho el ridículo de una manera espantosa-
No tiene vergüenza! se atreve a ensuciar en nombre de uno de los escritores más grandes que ha dado la historia, y lo hace un exiliado chileno al que hemos acogido, le hemos dado estudios y permitido ensuciar nuestra tierra con sus pasiones desordenas, que vive de nuestros impuestos… A chile de vuelta en patera! junto a todas las truchas extranjeras, que viven a nuestra costa.