La izquierda y su cruzada irracional contra los toros: ignorancia disfrazada de moral
La tauromaquia, orgullo histórico y cultural de España, se encuentra hoy bajo el acoso despiadado de una izquierda que confunde moralina con justicia. Para estos sectores, la tradición no es un patrimonio que merece respeto, sino un blanco para su obsesión ideológica y su afán de homogeneizar la sociedad.
No es un debate sobre ética o bienestar animal: es una guerra ideológica contra la identidad misma de un pueblo. Siglos de historia, literatura, arte y pasión son reducidos por la izquierda a un simple eslogan de “crueldad”. Se ignora deliberadamente que el toro de lidia vive mejor que muchos animales de granja y que la corrida es, además de un espectáculo, un ritual que combina riesgo, disciplina y estética.
La izquierda moderna parece incapaz de entender que la cultura no se somete a los caprichos de la moral contemporánea. Su postura anti-toros es un ejemplo de intolerancia disfrazada de sensibilidad: quieren borrar la diversidad cultural, imponer una visión única y borrar del mapa siglos de patrimonio.
Atacar los toros no es solo un ataque a la tradición: es un ataque a la libertad de elección y al derecho a defender la propia identidad cultural. La izquierda, con su puritanismo moral y su radicalismo ideológico, no está defendiendo al animal, sino eliminando una expresión histórica de la humanidad. En su cruzada, pierden de vista que la cultura es compleja, que la historia es rica y que la imposición ideológica no sustituye al respeto ni al conocimiento.
En definitiva, el ataque a la tauromaquia es la prueba de que la izquierda ha sustituido el pensamiento crítico por la moral de ocasión, y que su intolerancia es mucho más peligrosa para la cultura que cualquier toro en la plaza.












