Joao D’Alva camina por la cara oculta de la luna del toreo
La cuadrilla del Búcaro.- Es muy duro caminar por la cara oculta de la luna del toreo. Cada día valoro más el esfuerzo diario, titánico y desagradecido de tantos buenos matadores y novilleros, que tienen que seguir, luchar y sobrevivir en sus carreras por las sendas de los hierros duros, donde nunca sale el sol, donde la luz es breve, y las posibilidades de triunfo y gloria son escasas y no tienen apenas recompensa.
Joao D’Alva, curtido en el novillo fuerte de España y Francia, estuvo firme, con valor y oficio, frente a un torazo tardo que regaló cuando quiso emocionantes embestidas. Al final del trasteo, el Cuadri certero lo mandó al portugués al hule.
Jesús de la Calzada, otro guerrero de las sombras, encontró premio a su disposición y valor, en el noble pero exigente tercero, cuajando series por el derecho de temple y mano lenta. Se fue la oreja en el descabello.
En el quinto estuvo entregado y sólido pero ya no había sol. Tarde muy importante del salmantino, sin espada, que le servirá para seguir matando lo que otros no se atreven.
A Kevin Alcolado, con escaso oficio, la tarde se le hizo eterna e imposible. Lo intentó con el corto y parado segundo, se le fue al corral el cuarto, y se sobrepuso con agallas en el sexto. No debía estar aquí, pero es lo que ofrecen en la cara oculta de la luna. O esto o quedarte en casa.
Seria y cuajada la corrida de Cuadri. Dura y exigente no regaló nada, y solo el cuarto, y el tardano primero, dejaron ver algunos rayos de luz. Largas bregas, tediosos tercios de varas, a excepción del cuarto, sainetes y pasadas en falso con los palos, y esforzadas batallas muleteras con la emoción y verdad del toro íntegro; y una tarde, que se hizo noche, de espadas sin filo.











